Pensar en lo global y actuar en lo local

Luis García

CARBALLO

25 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Analizando la evolución de los precios de la leche en el último decenio se constata que la volatilidad de los mismos es un hecho y es una circunstancia a considerar de cara al nuevo escenario que se nos presenta a partir de abril, con la derogación de las cuotas lácteas. Mal que nos pese, los precios vendrán condicionados por la demanda de lácteos de los países emergentes y de las subastas de futuros de productos lácteos de la bolsa de Chicago, como hasta ahora, pero sin la protección de las cuotas. Desde las instancias comunitarias hace tiempo que se viene trabajando en el llamado paquete lácteo, arbitrando medidas para propiciar un «aterrizaje suave». Y la política láctea del ministerio y de la Consellería de Medio Rural ha sido aplicar las disposiciones comunitarias para preparar al sector hacia una transición lo menos traumática posible.

Desde la incorporación a la Unión Europea en 1986 y hasta nuestros días, hemos asistido a una reconversión profunda y progresiva del sector agrario. Ser agricultor ha pasado de ser un modo de vida a ser una profesión y han surgido empresas agrarias, con elevadas inversiones y con exigencias de conocimientos, habilidades y actitudes para la gestión, que algunos han sabido aplicar bien. En estos tres decenios ha habido un proceso selectivo y han permanecido aquellas granjas que disponían de producción suficiente, relevo generacional, buena organización del trabajo y que han acertado en la toma de decisiones en los momentos oportunos.

A pesar de las carencias estructurales para la producción de leche de la zona (falta de superficie agraria útil y minifundismo con los problemas derivados de esta circunstancia) el sector lácteo ha contribuido de manera significativa a la economía de la zona, aprovechando las favorables condiciones climático-edáficas y realizando notables inversiones. En el futuro, en una coyuntura de precios a la baja, las que no realicen una eficiente gestión pueden ver lastrada su viabilidad.

El nuevo escenario se presenta como un reto no exento de incertidumbre, en el que tendrán futuro quienes apliquen a la granja los criterios elementales de gestión empresarial y descubran las posibilidades que ofrece la transformación, el control de inversiones y gastos, las vías alternativas a la comercialización convencional, etc. En este nuevo escenario la industria también tiene sus tareas, pues limitarse a recoger leche y envasarla puede no funcionar en el nuevo escenario.

La globalización es un hecho, las marcas blancas cada vez más presentes en los lineales de los supermercados, la oferta de productos al consumidor cada vez más amplia, por lo que los actores del sector lácteo tendrán que aplicarse en producir de manera eficiente, poner en valor la producción, ganándose la confianza del consumidor, sin perder la perspectiva global de la economía.