Camariñas: altura de miras o mira de alturas

CARBALLO

Desorden constructivo en Camariñas.
Desorden constructivo en Camariñas. José Manuel Casal

25 ene 2015 . Actualizado a las 05:08 h.

Todas las desfeitas urbanísticas duelen, pero mucho más en lugares que debieron ser particularmente bellos. Así tuvo (bien: el que tuvo, retuvo) que ser Camariñas, sin que belleza se entienda como ostentación ni excesos florentinos, y mucho menos en una tierra que siempre ha tenido que luchar por la supervivencia ganada al mar, lejos de todo. No: belleza en el sentido de armonía, de lógica constructiva, de integración natural. Aún queda algo, pero no mucho, si uno se echa un paseo tranquilo por los alrededores del puerto. Falta hace que ese plan especial del casco antiguo, anunciado hace ya mucho y que no acaba de salir, proteja lo que queda, aunque eso implique restricciones edificatorias.

Hay cosas que ya son imposibles de proteger. No vale la excusa de que también pasó en otros pueblos marineros de la zona. Cuando llegó alguna bonanza, años setenta y sobre todo ochenta, faltó altura de miras en la planificación, y las miras están ahora en las alturas: descompensadas, amorfas algunas, que rompen cualquier equilibrio. Seguramente dieron más calidad de vida a sus moradores, pero le quitaron parte del alma del pueblo. Eternos debates, que suele ganar el utilitarismo.

Hay acciones aún peores: esos edificios en esqueleto, inacabados, a ladrillo y bloque visto, ejemplos de feísmo por todas sus esquinas. El castillo del Soberano, desmembrado para el relleno del puerto, del que apenas se conservan los cimientos. Las casas que salpican Reira y Trece, una de las franjas de litoral más espectaculares de la Costa da Morte. Los edificios de varias plantas en medio de las viejas agras más allá de Buría. Al menos ahora hay un PXOM. Pena no tenerlo hace años. Sería otro pueblo, que al menos es bonito ya desde el nombre.