De Valencia a Carballo para ejercer de policía

CARBALLO

19 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Es valenciano y experto en hacer paellas. Hasta aquí nada fuera de lo común. Ahora, que Vicente Peiró Gadea (1975), policía local de profesión, solicitase un traslado de Mislata a Carballo no deja de tener su aquel. Son 976 kilómetros de distancia y lo más llamativo es que este agente no tenía más vinculación con Galicia que los viajes estivales en familia. «Fue todo muy rápido», relata. Y añade: «En junio lo comenté con mi esposa, Natalia, y mis dos hijos, Valeria y Marcos, y todos quedamos de acuerdo».

Dicho y hecho. Cogieron los bártulos y se enrolaron en una nueva aventura que les ha llevado hasta la capital de Bergantiños: «Pude haber solicitado un traslado por comisión de servicio en Sada, Oleiros... Pero me decanté por Carballo porque tenía muy buenas referencia de muchos compañeros». Peiró ingresó en la Policía Local hace 14 años. Su primer destino fue Requena, donde estuvo siete años. Luego fue trasladado a Mislata, una de las localidades con mayor densidad de población de Europa. El agente se especializó en seguridad vial. Y en el año 2009, junto a otros ocho compañeros de promoción, consiguió un primer premio nacional otorgado por el Ministerio del Interior por un trabajo sobre la metodología en seguridad viaria. «La verdad es que nos sorprendió si tenemos en cuenta que eran 102 los proyectos presentados en toda España», apunta.

Sin embargo, el ritmo de vida en Valencia no se amoldaba a lo que el agente quería para su familia. Desde hace años Vicente Peiró y los suyos venían veraneando en Galicia. Conocen A Coruña, Vigo, Santiago... Pero de Carballo no mucho. Hasta que le comentaron la posibilidad del traslado. «Entregué el currículo en junio y la sorpresa fue que a los dos días, Roberto [Mosquera, el jefe de la Policía Local de Carballo] me llamó para ofrecerme la plaza y no lo dudé dos veces». Vicente ingresó en el Cuerpo de Carballo a principios de septiembre. Se vino con su esposa y sus hijos, que ya están matriculados «y asentados» a la nueva vida. Pero a esta nueva etapa profesional se sumaron los padres del agente, ambos jubilados. «Mis padres son los que más disfrutan de todo esto, sobre todo mi padre, al que le encanta comprar en la feria y charlar con los vecinos», dice.

Vicente Peiró no se arrepiente de la decisión tomada: «Para nada, estoy encantado. Esta comisión de servicio es por un año ampliable otro más pero mi idea y la de mi familia es quedarnos aquí para siempre».

En estos tres meses en Carballo ya ha tenido tiempo de hacer amistades y conocer otra forma «de entender la vida». Y añadió: «Aquí la gente es mucho más amable y correcta en el trato. Hay más empatía, comunicación y cercanía entre el ciudadano y el agente. Creo que es el mejor destino posible para mí y mi familia». Su entorno favorito es Razo: «No conocía la playa ni este contraste entre la montaña y el mar. Es de lo más bonito».

Vicente Peiró también tiene palabras de elogio para sus nuevos compañeros: «Tanto los jefes como los compañeros me tratan muy bien. Me ayudan en todo lo posible para que mi integración sea lo más rápido posible y todo son facilidades, algo que es de agradecer», apuntó.