28 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.
La ronda de Outeiro estuvo ayer prácticamente intransitable. Aventurarse por la estación de tren fue una misión de riesgo. Las calles adyacentes estaban saturadas. No hubo guardias por la mañana, por ejemplo, en Elviña, donde las colas llegaban hasta Pablo Picasso. La obra en parte responsable de todo ese caos finalizó a última hora de ayer.