Muxía a partir de 1936: tiempos de guerra y ruina

luis lamela

CARBALLO

Desfile por las calles de Muxía en el primer año de la guerra civil.
Desfile por las calles de Muxía en el primer año de la guerra civil.

La contienda y los años posteriores fue una época de miseria en la localidad

14 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En los años de la «Dictablanda» de Miguel Primo de Rivera y los cinco de la II República, la importancia de las capturas de sardina y de congrio en la capital muxiana trajo el relieve comercial y de servicios con respecto al resto de las tierras del propio municipio, sobresaliendo de igual forma la confección de bolillo para exportar a los países sudamericanos.

La apertura de la carretera a Berdoias y la aparición de los transportes a motor y la llegada de la luz eléctrica y el muelle construido por el banquero Manuel Lastres García -o peirao de Don Manolo- dinamizaron una economía local que repartió beneficios para muchos. No obstante, la sublevación militar franquista y la subsiguiente Guerra Civil provocó la desaparición paulatina de la pequeña burguesía de pueblos como Muxía, también de la pequeña burguesía intelectual, y la única organización sindical de los marineros existente en el pueblo, la UGT socialista. En definitiva, la ausencia de los más emprendedores y de los reivindicadores, convirtiendo aquellos días de guerra y posguerra, con la represión y el miedo, en difíciles para todos, tanto en lo económico como en lo profesional, cultural y social.

De todas formas, la represión física franquista en Muxía no es comparable a la que sufrieron otras gentes de localidades de nuestro entorno geográfico, como Cee, A Ponte do Porto o Vimianzo, por reflejar algunos ejemplos.

De cualquier manera, Muxía y su territorio municipal no quedaron exentos de sufrir las iras de los intolerantes en el momento en el que las armas de los militares sublevados contra la legalidad vigente les dieron el triunfo inicial en Galicia. Por eso que, todos los vecinos de Muxía y su demarcación municipal simpatizantes o militantes políticos republicanos o de izquierda durante la II República española, así como los de la organización sindical de la UGT constituida en este pueblo, sindicato que encuadraba preferentemente a marineros, a partir del 25 de julio de 1936 pasaron a ser sujetos activos de represión física, laboral, económica o psicológica por parte de los que pronto se sumaron a la sublevación, principalmente los falangistas de nuevo cuño, y también de la Guardia Civil.

Aquella situación bélica de guerra civil y aislamiento internacional durante la larga posguerra trajo mucha miseria a Muxía sumiéndose las gentes conscientes en la más triste preocupación. Los temporales, tan frecuentes en esta costa, seguían impidiendo a los pescadores dedicarse a sus habituales tareas, por lo que la situación, ya precaria de por sí en Muxía, se hizo en muchas ocasiones más angustiosa debido a esta circunstancia y a la falta absoluta de trabajo en las demás ramas económicas. Las persistentes lluvias y los temporales en los largos inviernos, impedían a los pescadores dedicarse a sus especiales tareas de pesca de congrio y de langosta, que tan buenos rendimientos proporcionaran en años anteriores a sus modestas gentes.

En esta década de 1930, antes ya de la sublevación, en las Rías Baixas, desde el Miño hasta Muros y Noia, pasando por Bouzas, Vigo, Cangas, Marín, Pontevedra, Vilagarcía, Ribeira o Pobra do Caramiñal, la industria pesquera había adquirido su máximo grado de explotación por el sinnúmero de grandes y modernas embarcaciones a motor y vapor y por las múltiples fábricas de salazón, conservas e industrias derivadas, en las que se invirtieron fuertes sumas de capital que, a la vez que producían elevados rendimientos, daba vida próspera a todos los puertos mencionados.

No obstante, tanto en Muxía como en los demás principales centros pesqueros de A Costa da Morte: Fisterra, Camariñas o Camelle, por ejemplo, por la carencia de instalaciones portuarias que protegiesen los barcos de las duros elementos climáticos, los procedimientos de pesca no siguieron el mismo ritmo moderno que los antedichos del sur, observándose la falta de empresas de importancia y de grandes embarcaciones, realizándose la pesca por medio de lanchas a vela y de aparejos de arrastre accionados desde las playas, con escasos barcos a motor dedicados a estas actividades.

Falta de unión

Como en Muxía todo era individualismo no se formaron cooperativas que pudiesen adquirir buques adecuados a las faenas respectivas, dotados de elementos modernos y con capacidad suficiente para que sus provisiones de combustible, hielo -una ilusión en aquel momento- y bodega, les diesen mayor autonomía a fin de aproximarse a caladeros de pesca más distantes y permanecer sin volver a tierra los días necesarios para completar la carga. Y esto producía más pobreza. Y, para más inri, sin una organización obrera que demandase puerto de refugio y sus instalaciones, mejoras u organizase cooperativas. De la misma forma seguía el malestar entre las palilleras por carecer de hilo en carrete, materia prima básica para la elaboración de los renombrados encajes de bolillo, a la que dedicaban sus actividades gran número de mujeres tanto en la villa como en la comarca, proporcionándoles el único medio de subsistencia que tenían a su alcance.

Una vez terminada la contienda fue cuando se produjo un ligero repunte en la elaboración de los famosos encajes y puntillas por haber llegado los primeros hilos procedentes de Barcelona, pero la realidad hizo que este repunte se frenase por la poca demanda por parte de los países sudamericanos, desapareciendo igualmente muchos de los mediadores que se encargaban de exportar el producto. Y los propietarios de montes tampoco podían vender sus pinos por no poder exportarlos, paralizándose la actividad relacionada con este producto. Y, así, en muchos otros sectores, tardándose años, muchos años en recuperarse.

La Guerra Civil y la posguerra fue, en el sentido más amplio, una verdadera ruina para Muxía.

galicia oscura, finisterre vivo

Los simpatizantes republicanos

o de izquierdas sufrieron

la represión