Se echa en falta el consorcio

Fernando Carrillo

CARBALLO

27 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El Monte do Cabo no es solo el principal atractivo turístico de Fisterra y donde se concentra el patrimonio cultural, sino el motor dinamizador de toda la Costa da Morte. La iglesia de Santa María das Areas y particularmente el Cristo da Barba Dourada era el punto donde acababan su Camino los peregrinos durante la época medieval. Además, alberga la mayor y principal fiesta del pueblo, que junta cada año allí a muchos miles de personas.

Desde la asociación de vecinos nos alegramos mucho de que se lleven a cabo las actuaciones previstas, especialmente la tantas veces reclamada senda peatonal, porque actualmente esa zona supone un grave peligro y no solo para los peregrinos, sino también mucha gente de Fisterra, que la emplea como ruta para hacer deporte, mejorar la salud o como área de esparcimiento, especialmente en los meses de invierno en los que es el espacio prioritario utilizado por los vecinos. Se trata, por lo tanto, del trabajo más urgente y necesario al que debería acompañar la limpieza de los caminos forestales, sobre todo el de San Guillerme por la utilización que tiene y porque las condiciones en las que se encuentra no son las más adecuadas.

Lo que se echa en falta con todo este proceso es la puesta en marcha del consorcio del Monte do Cabo, como ya indica el propio plan director elaborado por César Portela, que lo refleja en el documento aprobado por la Xunta de Galicia. Si todas las Administraciones estuviesen incluidas en él se evitarían ahora los retrasos, peticiones de informes a Patrimonio, Portos, Medio Ambiente... y, lo más importante, se acabaría con los recelos entre ellas, que son un problema que está a la orden del día y que muchas veces complican cosas que deberían resolverse con mayor celeridad en beneficio de todos.