«El público es cómplice en este delirio»

Patricia Blanco
PATRICIA BLANCO CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

JOSÉ FRANCISCO CASTRO

Define la obra como «muy teatral», que puede gustar o no, pero «virtuosa»

26 oct 2014 . Actualizado a las 04:00 h.

El FIOT carballés trae hoy una nueva noche de teatro, con Las Grotesqués (Andalucía) y su espectáculo Mucho ruido y pocas nueces (21.00 horas, 7 euros). Celia Freijeiro, Tusti de las Heras y Elena Lombao son las tres actrices que integran el reparto. Solo tres, aunque darán vida a una veintena de personajes. Las Grotesqués actuaron el viernes en Vigo; ayer, en A Coruña; y hoy en Carballo. Entrando en el puerto de Vigo el viernes a mediodía, Elena Lombao, una de las intérpretes, daba algunas claves sobre este espectáculo, que tiene como punto de partida el texto de uno de los grandes clásicos. Para ella no es la primera vez en Carballo: por el FIOT pasó con SeXpeare (Solomillo, una historia poco hecha) y también como técnico con El título de este espectáculo no es mi madre. Sus compañeras sí se estrenan: Lombao tiene en mente un gran recuerdo. Oye Carballo y, asegura, se le despierta una muy buena sensación, «tanto de público, como de técnicos y encargados».

-¿Qué podrá ver entonces sobre el escenario el público carballés?

-Una obra de una hora y cuarto u hora y veinte, una adaptación de Mucho ruido y pocas nueces, de William Shakespeare, que hicimos para el festival de Almagro de hace un año. Estuvimos dos meses y medio trabajando encerradas para encontrar un código con el que solo las tres pudiésemos contar la historia, que saliesen todos los personajes y que además sea entendible y muy divertido. Así, encerradas y trabajando, llegamos a un código muy interesante donde jugamos con la historia y con el formato, con los errores como actrices. Al final contamos la obra y casi también el proceso de creación, así que de vez en cuando aparecen como pequeñas crisis, muy divertidas, donde se ve el error del delirio de la propuesta, que es muy física, aunque también textual. Cambiamos de personajes sobre la marcha, muy interesante.

-Haciendo tres lo de veinte, ya les tiene que quedar la cabeza...

-Sí, el proceso fue una locura. Al final no sabíamos donde estábamos ni quiénes éramos. Tuvimos que trabajar mucho la diferencia de personajes para no confundirnos nosotras. Lo que pasa es que a medida que lo vas entrenando, es como todo... Ahora ya estamos en el código que nos hemos inventado. Porque lo hemos inventado, no es algo que hayamos visto y dicho ?queremos hacer eso?. No, queríamos estar las tres solas, a espacio vacío, que no haya nada y contar esta historia. Fue un reto y creo que hemos superado la prueba. Hemos retocado muchas cosas y ahora es una obra que disfrutamos como enanas, la verdad.

-¿Estáis solo las tres sobre el escenario? ¿Sin escenografía?

-Solo tres sillas y unas telitas muy monas para arropar y decorar un poquito. El vestuario es mitad mujer y mitad hombre, porque vamos con pololos, corpiño y una chaqueta militar, para hacer los personajes masculinos y femeninos. La idea que teníamos en la cabeza era ?Vamos a ver si somos capaces?, solas, en espacio vacío, sin nada, de crear ese código. Es muy cómodo, una maravilla no tener que llevar nada, la verdad [ríe]. Aun así, es muy fácil pensar en esto cuando tienes a Marino Zabaleta haciendo el juego de luces: es un máquina porque sabes que lo que tú no vas a poder dar por un lado, él te va a ayudar con colores, focos, recortes... Ilumina con una sensibilidad brutal.

-El FIOT de este año tiene como hilo los clásicos, pero revisados...

-¡Pues la nuestra es una re-visión muy re-visada! [ríe]. Se cuenta la historia igualmente y se respeta el texto, así lo queríamos. Lo único que se hizo fue cortar para dejar las escenas clave, de modo que solo con esas entendieras toda la trama. Al principio quizá no, pero cuando el público entra el código...

-Y nos hablan de amor, que si sí o si no, pero al final amor...

-El tema del amor es universal, en el teatro, una canción, una película... Lo emocional está siempre y sí se habla de eso: de la cabezonería de uno y de otro, del amor platónico, del engaño, de la traición, de cómo los malos quieren el desastre de los buenos... Ahora que lo estoy diciendo, parece que tiene ese punto de wéstern. Y un final feliz.

-¿Final feliz? Los necesitamos hoy.

-¡Sí, por favor, por favor! ¡Final feliz, un poco de final feliz!

-¿Y de técnica? Se habla de clown, de manipulación de objetos...

-Es un trabajo muy físico, mucho. En el caso de Tusti de las Heras incluso tiene diálogos consigo misma, hace un trabajo vocal maravilloso. Jugamos con el espectador. Hay un momento en el que una ve una valla que las demás no ven, así que el público también tiene que decidir si la ve o no. Creamos una ventana y la otra se la come... Creamos mucha imaginación, pero no vamos solas en nuestro viaje, sino que queremos que el público nos acompañe, el público es cómplice en este delirio.

-Acabarán agotadísimas.

-Y con mucha hambre.

-Mención especial en el Almagro Off 2013, llevan ya muchas funciones. Parece que va bien.

-Estamos teniendo una gira bonita e intensa. Hace dos años y pico se fue todo abajo, y pensé que el mundo gira ya había muerto. Pero no, nosotros estamos teniendo una chula, con muchos bolos. Casi da vergüenza decirlo, tocamos madera.

-¿Las tres vienen de Andalucía?

-Tusti es de Motril (Granada), Celia de Vigo y yo de Madrid. Sí, Celia es gallega, ¡tenemos una galleguiña! Somos tres mujeres muy diferentes que se han compenetrado perfectamente, y eso se nota un montón. Hemos enganchado.

elena lombao actriz de las grotesqués (andalucía), compañía que actúa hoy