«Los nuevos lenguajes vienen de los antiguos, el fondo es el mismo»

M. Rey, P. Blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

CEDIDA

Considera «estupendo» que los festivales den cabida a formas de teatro alternativo

16 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Javier Lara (Barcelona, 1978, aunque criado en Córdoba y por tanto cordobés) ha hecho un poco -más bien mucho- de todo. Televisión (Amar en tiempos revueltos, Aída...), cine (La voz dormida, El último adiós...) y, por supuesto, teatro. Especialmente, teatro. Obras clásicas y contemporáneas, nuevas fórmulas. Esta noche llega a Carballo como parte de la compañía madrileña Grumelot, para representar Los brillantes empeños, la obra que inaugura el ciclo Obxecto Teatral Non Identificado (OTNI).

-¿Le exige gran adaptación cambiar del teatro clásico a estas nuevas formas de contar?

-En mi caso no, porque lo que tratamos de hacer en nuestra compañía es acercar. Y los nuevos lenguajes vienen de los antiguos: es decir, son nuevas formas, pero en el fondo es lo mismo. Se trata de encontrar la esencia.

-Seguro que en cada época había una «nueva forma». ¿Tiene la sensación de que el teatro se está reinventando, debe hacerlo?

-Fíjate, creo que más que inventar, lo que se está haciendo es redescubrir. ¿Quién es uno para inventar nada, no? Es más bien un reencuentro con las cosas, pienso, aunque después obviamente estas tú, con tu forma de hacer.

-¿Hay o puede haber un público específico para cada teatro? Ha dicho que «Los brillantes empeños», aún siendo alternativo, es válido para todo tipo de público...

-En este espectáculo se esencializa mucho, se hace universal porque los temas que se tocan nos afectan a todos: hermandad, fraternidad, amor...

-¿Crecen las vías de salida con estas nuevas formas de contar?

-Se abren puertas y ventanas para encontrar tu propia expresividad, sí, salen cosas nuevas. Aunque, siento insistir, lo que se hace al final con los nuevos lenguajes es re-visitar, redescubrir.

-¿Cómo podría desrribir esta obra, «Los brillantes empeños»?

-Está ubicada en una casa. Son seis hermanos [interpretados por Carlota Gaviño, Rebeca Hernando, José Juan Rodríguez, Íñigo Rodríguez, Mikele Urroz y Javier Lara]. La madre murió, y el padre desapareció. El exterior, el afuera, no existe. Están obligados a vivir el presente más absoluto, a estar aquí, que es el karma de la función. Solo se les dejó como legado textos del Siglo de Oro, textos clásicos, poesía. Esos son sus únicos referentes con la realidad, con el exterior. Entienden el mundo a través de esos textos. La compañía Grumelot, alternativamente, cada año, va haciendo un espectáculo contemporáneo y uno clásico. En este caso, nos juntamos con Pablo Messiez, el director, un autor contemporáneo, obviamente, y le propusimos investigar sobre cuestiones en común, y así salió está obra, que en realidad es un espectáculo contemporáneo, pero todos sus referentes son clásicos. Es una especie de comunicación con esos textos, con esa forma de ver el teatro para traerlas al hoy.

-¿Qué hace alternativa la obra?

-Es una obra de creación colectiva, que hemos estando ensayando seis meses, investigando. Tiene muchos referentes, pero no se parece a nada. Es muy particular, muy nuestra. No se rige por un patrón de teatro clásico, ni de nada. Es un mundo donde no hay tiempo, que no está situado en ningún lugar. Los personajes están desnudos, tal cual el presente les marca...

-¿Ha estado ya en Carballo?

-Grumelot nunca lo ha hecho ni yo particularmente tampoco. Sí que me han hablado del festival, compañeros gallegos: «¿Carballo? Es un festival muy bueno, ya veréis que bien lo vais a pasar, cuánta gente vais a conocer. El mundo del teatro que se vive ahí...».

-¿Qué le parece que se dé cabida a este tipo de teatro alternativo?

-Fenomenal. El festival de teatro de Almagro, que es clásico por antonomasia, nos dio la oportunidad, ya que son coproductores con nosotros, de hacer esta apuesta tan innovadora, y que eso después tenga reflejo en otros festivales, nos parece genial, estupendo. En Almagro fue un éxito, a sorpresa nuestra. Era una apuesta muy arriesgada, porque no es lo que está acostumbrados a ver e igual no era lo que querían. ¡Pero qué va! La gente salía diciendo: «Ya está bien que veamos algo más fresco, algo más contemporáneo, no siempre lo mismo de capa y espada».