La luz del otoño ya está encendida

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Paisaje otoñal en Carballo.
Paisaje otoñal en Carballo. JOSE MANUEL CASAL

Viaje por algunos de los colores que dan vida estos días a la Costa da Morte

05 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Los montes de la comarca no son los de los hayedos de Roncesvalles, de donde llegan muchos peregrinos que estos días asisten a una mutación cromática espectacular (no tanto como la de las hayas o abetos de Irati, por citar otro bosque), pero el otoño también deja su impronta. Son estos, y los que vendrán, los días de las «follas de outono», de las que habla Pondal en los primeros versos de su Queixumes dos pinos, tal vez inspirado en las que vio en la ribeira del Anllóns, durante sus paseos. No es mal lugar para apreciar los cambios (en todo el cauce, ya desde Gabenlle), aunque por lugares no ha de ser. Las recomendaciones van a los sitios de éxito seguro: el souto de O Allo, el de la Ribeira da Pena, ya bajando desde Aldemunde. O Añón en Carballo; pistas de Rus hacia Sofán, con parada en Férveda. Las carballeiras reinas: Baio, Zas, Berdeogas... Puntos imprescindibles para el visitante accidental, a los que hay que añadir los más recónditos que conocen los (cada vez más) senderistas que patean hasta el último centímetro del territorio. También hay lugares escasamente románticos para la contemplación, como el polígono de Bértoa, pero donde tuvieron el buen gusto de plantar árboles cuyas hojas caducas van pintando el paisaje al paso de octubre, algo que no ocurre habitualmente. No es tierra esta de olmos o álamos (que van a más). Sí lo fue de carballos o castaños, pero el afán por la tala y el asfalto puede mucho más que el valor histórico. Y los que quedan, salgueiros o ameneiros, se desnudan en blanco y negro y gris. Igual que los días de lluvia y orballo que vienen. A veces aclaran y brillan los amaneceres y las puestas de sol. Y esos sí que no se pueden cortar.