Manuel Andrade, portavoz de TeGa de Carballo, es un viejo zorro de la política que, a menudo, alborota el gallinero y es capaz de sacar petróleo en una tajea mal colocada. Es como los exjugadores de equipos grandes que disputaron importantes torneos y cuando son veteranos se convierten en duros valladares en los clubes de su pueblo. Como buen ciclista que fue hace demarrajes que obligan al gobierno local del BNG y al PP a seguir su rueda para evitar que se escape. Ahora intenta sacarle jugo a los propietarios de varias viviendas descontentos con la tasa de la basura. A Andrade poco le importa si es legal o ilegal retirarle la exacción fiscal a los multipropietarios, pero ha conseguido juntar a ciento y medio a su vera. Con su iniciativa ha tocado un grano inflamado de la sociedad carballesa, donde los pisos vacíos son miles. Y tras él salió el PP a su rueda para interceptar la escapada a toda costa, lo que obligó al BNG a levantarse del sillín y pedalear con vigor para evitar que se rompa el pelotón.
Al margen de que un inmueble desocupado puede generar basura (embalajes de muebles o electrodomésticos nuevos, fiestas ocasionales, limpiezas periódicas...), las normas indican que todo el mundo debe pagar y, lo que no es un asunto menor, si unos dejan de abonar la tasa, el precio aumenta para los demás.