Un viaje a los lugares más sangrientos de la historia

A. L. CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

X. Ameixeiras

Concluyó el recorrido del Semescom de diez días por tres países de Europa

02 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En Verdún (Francia) los árboles esconden el rastro de la muerte. Un bosque plantado en 1930 oculta el horror de una de las cinco batallas más sangrientas de la historia. En este lugar se produjeron más de 700.000 bajas en el enfrentamiento entre alemanes y franceses del 20 de febrero de 1916 al 20 de agosto de 1917. Fue uno de los lugares que los excursionistas del Seminario de Estudios Comarcais da Costa da Morte (Semescom) visitaron en su recorrido de diez días para, conocer, entre otras cosas, los escenarios de la Gran Guerra.

Verdún es un lugar sobrecogedor, en el que la destrucción, las huellas de los bombardeos y su cementerio con los restos de 15.000 soldados con sus respectivas cruces blancas inspiran una evidente condena de las guerras.

No fue el único espacio bélico en el que estuvieron los viajeros, pues también tuvieron la oportunidad de imaginarse otra carnicería humana en Waterloo (Bélgica), donde el 18 de junio de 1815, hace casi 200 años, Napoleón fue definitivamente derrotado. Hoy gran parte del escenario bélico está cubierto por plantaciones de patatas, una pirámide mandada levantar por Guillermo I y un centro de interpretación en el que los turistas se aprovisionan de fetiches y todo tipo de objetos que recuerdan el acontecimiento.

Los viajes del Seminario de Estudos Comarcais son como una especie de sesudos recorridos por la historia, el arte, la geografía, la biología o la geología, entre otras especialidades, de los lugares visitados. Si la I Guerra Mundial estuvo muy presente en el programa diseñado por Xosé María Lema y María Xesús Barbeira, dirigentes de la entidad, también lo estuvo el gótico. Al menos siete catedrales pudieron visitar los expedicionarios. Una de ellas fue la de Reims, Patrimonio de la Humanidad (como muchos otros puntos en los que se han detenido), y de gran trascendencia para la historia de Francia, pues fue lugar de consagración de los reyes galos. Como muchos edificios de gran valor artístico sufrió graves daños durante la I Guerra Mundial. Y como muchos otros, también, fue reconstruida, en este caso con una ayuda de la Fundación Rockefeller.

El Camino

El Camino de Santiago, y por el ende el de Fisterra, también tuvo su momento de atención, en Bergerac, con un templo de construcción original románica. Es punto de parada en la ruta a Compostela. Junto a la iglesia de Saint Jacques está la casa del poeta y dramaturgo Cyrano de Bergerac y la estatua dedicada a este literato de nariz prominente muy popular gracias a la obra de Edmond Rostand.

Sin embargo, uno de los puntos de mayor interés de entre más de 20 puntos de parada y análisis fue la gruta de Lascaux, la capilla sixtina del arte paleolítico, con pinturas de hace 17.000 años. La cueva fue descubierta en 1940 por cuatro jóvenes a los que se les extravió su perro. Como en Altamira, los visitantes solo pueden ver una reproducción realizada por escultores y artistas. Son pinturas espectaculares de dimensiones impresionantes. La representación del toro más grande mide unos cinco metros de largo. Se trata de obras realizadas por excelentes artistas cromañones que, en contra de lo que se pudiera pensar, optaron más por la figuración, los signos y el simbolismo. También hubo parada en Les Eyzies-de-Tayac, donde se encuentra uno de los principales museos de la prehistoria de Francia y de Europa.

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