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La microtoponimia como fuente histórica

luis lamela

AGRICULTURA

La última plantación de olivos en la comarca fue en la iglesia de Toba (Cee), en la imagen.
La última plantación de olivos en la comarca fue en la iglesia de Toba (Cee), en la imagen. j. manuel casal< / span>

En Corcubión, Cee o Fisterra se obtuvieron productos como el vino o el aceite de oliva durante la época medieval

27 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Productos como el vino y el aceite, si nos atenemos a los topónimos locales, también se obtuvieron en Corcubión. En la zona de lo que hoy llamamos La Viña, en donde se reparaban las redes de los pescadores, existieron vides. Y en la zona de A Oliveira, olivos. Por tanto en Corcubión también se elaboró vino y aceite de oliva.

El vino

La vid llegó a Corcubión, como a las demás zonas costeras de Galicia, entre los siglos XII y XIII, al principio de la fundación oficial del pueblo. Su implantación no se centró únicamente en la señalada zona de La Viña, sino que se expandió por todos los huertos y patios urbanos del pueblo, un poco por todas partes, convirtiéndose en un producto de autoconsumo, sustituyendo de forma paulatina al zumo de manzana, producto también abundante en toda la zona.

Teniendo en cuenta la antigüedad de la fundación de Corcubión, La Viña quizás esté ligada a la Iglesia desde sus inicios, configurado a partir de las necesidades del culto (el vino, juntamente con el pan, era imprescindible en la celebración de los oficios litúrgicos). Y, quizás también, a las tradiciones agrarias, causa determinante de la introducción y expansión de este cultivo en nuestro pueblo, tan poco apropiado climatológicamente para su cultivo, se quiera o no, hostil para este producto, en los límites del mar y con peligro de producir uvas bravas, llevando implícito también la existencia de pequeños lagares para convertir la uva en vino.

Después, en el siglo XV, el campo de La Viña pasó a manos de los Altamira, cuya casa lo alquiló al gremio de los mareantes y pescadores para llevar a cabo la reparación de las redes, desapareciendo de forma progresiva la producción vitivinícola en dicho campo. Era un producto que ya podía obtenerse, tanto procedente de otras zonas de su amplia jurisdicción en la que los señores impusieron su explotación a los siervos o foreros de sus tierras, como también importándolo de Muros o Noia, y tanto de origen de la Rioja aragonesa como del Ribeiro ourensano.

El aceite de oliva

El topónimo A Oliveira es la mejor prueba de la existencia del cultivo de olivares en tierras del municipio de Corcubión. Aún quedan hoy en Galicia zonas muy localizadas de producción de aceite, tanto en el sureste de la provincia de Lugo, en pueblos como Vilostar y Vilami, como en el noroeste de la provincia de Ourense, en Montefurado por ejemplo. Son los últimos testimonios de una industria muy antigua con infraestructuras suficientes como para tratar los frutos del olivo y producir la grasa necesaria para iglesias, aunque deficitaria para la alimentación humana en un tiempo ya lejano.

Si hacemos caso al topónimo referido, en Corcubión existió el cultivo de olivares con su pequeña producción al igual que en otras muchas zonas de Galicia, alternando con los demás productos agrícolas: trigo, centeno, maíz, lino, habas... Y, por tanto, también existió algún molino de aceite. A Oliveira corcubionesa es una zona abrigada y de microclima benigno para una plantación de olivares. No obstante, el tiempo y el Conde-Duque de Olivares fueron los encargados de aniquilar su cultivo tal y como ocurrió con otros muchos lugares de España.

Existen algunas noticias de su cultivo en esta zona. Por ejemplo, en una visita realizada el 21 de julio de 1593 por el Visitador General del Arzobispado de Santiago, don Tomás Estronge, a la vecina villa de Cee, en la que hace constar: «Que la fábrica de la iglesia tenía una renta de dos casas, ciertas heredades y hacienda raíz. Arrendadas por veinticinco ferrados de trigo, la renta llamada de La Cestería y media arroba de aceite cada año...».

Es cierto que este aceite podría ser de linaza, que igualmente se producía en la comarca, pero son muchas más las cosas que nos hacen pensar que se refiere al aceite de oliva por la designación que hace simplemente de aceyte -el profesor Moralejo Lasso, dijo: «De Oliva u olivas, Oliveira»-. El contenido del diccionario de P. Madoz o lo dicho por el Padre Merino reafirma nuestra posición. Estanislao Fernández de la Cigoña Núñez también dice en su libro O aceite en Galicia. Guía das lagaretas castrexo-romanas, medievais e modernas, que «un caso sorprendente é a pía medieval que atopamos no adro de lateral dereito da igrexa de Santa María de Fisterra, pois nesta vila a producción de aceite non debeu de ser significativa».

En realidad, la existencia de estos pequeños lagares en los atrios de las iglesias no fue nada raro. Existió otro en la de Sardiñeiro y quizás la presencia de estas pías o lagares tenían la misión de elaborar el aceite necesario para iluminar las iglesias en sus actos religiosos y por eso es conocida la presencia de olivos en dichos lugares.

De hecho, la última plantación de olivos en nuestra comarca fue en la iglesia de Toba (Cee) y su consumo, tanto en la cocina como en la iluminación, era restringido, usándose más las grasas animales aunque también se utilizaba en la industria del curtido y en la de los paños, una actividad que en Corcubión creemos menor.

galicia oscura, finisterre vivo

La Viña o A Oliveira, en Corcubión, prueban que hubo ambos cultivos

Había también en la zona pequeños lagares para convertir la uva en vino