Filántropos corcubioneses, la Fundación Riestra y el Asilo Emilio Alonso

luis lamela

CARBALLO

El futuro centro de día de Corcubión acoge hoy una charla, a las 20.30, tras dos horas de puertas abiertas para los vecinos

22 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Existe muy poca gente de verdad generosa. En general la mayoría de nosotros estamos centrados en nuestra propia comodidad, olvidándonos de los que menos tienen. Y por eso son dignos de homenaje y de especial recuerdo los filántropos que favorecieron con sus legados nuestro solar natal y a nuestros convecinos más desfavorecidos, fortunas que llegaron a Corcubión principalmente durante el primer tercio del pasado siglo XX como maná llovido del cielo, en una época en la que no existía sistema alguno de pensiones ni de asistencia social y una enseñanza pública muy precaria.

Viene a cuento esto al programar para el día de hoy el Concello de Corcubión una jornada de puertas abiertas en las renovadas instalaciones de la Fundación Riestra, y pedirme impartir una charla sobre filántropos corcubioneses y el Asilo de ancianos desamparados Emilio Alonso. Para este cometido, y después de planificar la investigación para desarrollar el discurso, me senté durante unos días en el archivo municipal, encontrándome ante un banquete del pasado al revisar expedientes de unas viejas cajas que guardaban documentación fechada más de cien años atrás. Después de desgranar numerosos datos, nombres, números y fechas, hoy, en una pequeña galería de retratos y breves biografías hablaré de diez hijos de Corcubión que dejaron sus ricos patrimonios para aminorar necesidades de sus convecinos más desfavorecidos, confluyendo sus fortunas en el Asilo de Ancianos Desamparados fundado hace noventa años por la albacea de Emilio Alonso, su segunda esposa, Pilar Hermida Orbea, y en fundaciones dedicadas a la enseñanza gratuita.

Una decena de figuras

Hoy, pues, a las 20.30 horas en la capilla del Pilar de Corcubión, edificio integrado en la Fundación Riestra, hablaremos de esa decena de corcubioneses que iluminaron el mundo de su época dejando huella en el sitio más difícil: en la memoria colectiva, coincidiendo todos ellos -casados o solteros o célibes- en un hilo conductor común: la falta de descendencia. Fueron estos benefactores, que hicieron de Corcubión el pueblo más solidario en su momento, Simón Tomé Santos; José y Juan Benito Carrera Fábregas; Andrea y Antonio Esteban Andrade y Abente; Laureano, Joaquina y Ana Riestra Figueroa; Santiago Domínguez Trillo y Emilio Alonso García, este último corcubionés de adopción, individuos que quisieron permanecer después de muertos en el futuro de su pueblo, desprendiéndose de la fortuna que habían acumulado durante una vida de estudio, disciplina, trabajo y sacrificio, conscientes todos ellos de la efímera gloria terrenal.

Y, este pasado que vamos a recorrer en esta jornada de puertas abiertas, tiene, como no, luces y sombras, blanco y negro, bueno y malo; luces que representan a los filántropos que dieron un enorme ejemplo de generosidad y sacrificio, y sombras que son, en algunos casos, las de los albaceas o administradores que gestionaron los legados, algunos de ellos personajes con aristas que quizás no caminaron por los canales o senderos de la honestidad y de la ética.

Aspectos ignorados

De todo ello hablaremos hoy, de cómo nació precipitadamente, sobre el papel, en diciembre de 1924 el Asilo de Ancianos; de cómo confluyeron en él algunos legados ajenos a los Riestra y a Emilio Alonso; de la desaparición en el largo camino recorrido de bienes donados y de la gestión de los albaceas; de cómo la guerra civil dejó sin recursos al Asilo, de cómo la inflación de los años 50, 60 y décadas sucesivas redujo sus presupuestos hasta hacer inviable el gran proyecto; de los comentarios de la época relativos a la procedencia de la fortuna de Laureano Riestra, acusándole de negrero, un hombre este muy respetado y que representó a los albaceas de Fernando Blanco de Lema en el traslado de las cenizas del filántropo ceense desde la parroquial a la capilla de la Fundación; de la mano invisible desde 1922 del párroco don Francisco Sánchez Gómez para guiar intereses espirituales, y también materiales, todos ellos plausibles; y de muchas cosas más que las actuales generaciones ignoran completa e injustamente.

galicia oscura, finisterre vivo