José Manuel Martínez Escarís se debate entre la alegría por los precios elevados que lleva el pescado y la preocupación por la falta de capturas. Con respecto a las buenas cotizaciones asegura que «temos que ir ao mar a por cartos e non tanto a por peixe». Su forma de pensar coincide con la de la mayor parte de los profesionales del sector.
La lonja de la cofradía fisterrana es la única de la zona que está preparada para recibir a los turistas es una de las más activas de la zona. Por la atención a los visitantes se cobra un euro, lo que algunos consideran demasiado, aunque la mayor parte lo pagan de buen grado.
El hecho de que Fisterra sea uno de los municipios más visitados de la zona hace que la demanda de pescado sea un poco mayor. Los precios son muy elevados. Destaca especialmente el del longueirón, que ahora está a 10 euros y la semana pasada costaba 14. Es uno de los productos estrella de la rula fisterrana y uno de los mariscos más reclamados por los turistas, por la gran fama que tiene.
El patrón mayor considera que la subida de los precios está compensando la falta de pescado y la prohibición de pescar algunas especies como el rape y la juliana, cuyo cupo está cerrado desde la semana pasada, y la bertorella de fango, que apenas que captura en la zona. Además lamenta que no haya pulpo, por lo que la mayor parte de la bajura ha tenido que recurrir a artes de enmalle.