Las otras huellas que los peregrinos dejan en Fisterra

S. G. Carballo / La Voz

FISTERRA

SANTI GARRIDO

Ropa, calzado, restos de fogatas, piedras, conchas y cada vez más candados aparecen esparcidos por la punta del Cabo

13 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

A fuerza de recibir a centenares de miles de visitantes cada año, el Cabo Fisterra, en su punto final, también sufre los efectos de quienes evitan las mínimas consideraciones para preservar uno de los iconos de Europa. Son imágenes reiteradas, pero que no se erradican: ropa, harapos, calzado, hogueras por doquier, retos de basura... Mucha basura que los operarios municipales retiran con regularidad, pero que se reproducen a los pocos días.

No todos estos restos tienen el mismo efecto. Algunos, con el tiempo, acabarán apareciendo en las guías, como por ejemplo los candados de amor, al estilo de otras localidades europeas. Ni tampoco las conchas con mensajes, o pequeños objetos que, más que ensuciar, parecen ser cumplidores de alguna promesa o el sello que acredita el fin del peregrinaje. También proliferan los pequeños milladoiros, que duran lo que tardan una fuerte ráfaga o el empujón de un caminante descuidado.

Más peligro entraña la proliferación de fuegos, pese a las reiteradas advertencias desde hace años. No llega el quemadero oficial para tanta demanda, ni siquiera el situado al lado del cruceiro, que a fuerza de arder ya casi parece de los reglamentarios, así que cada uno quema donde puede. En alguna zona, sobre todo más hacia el interior, el riesgo de incendio existe.

El alcalde, José Manuel Traba, asegura que son tres los operarios que se encargan de la limpieza con regularidad, pero que al poco tiempo todo vuelve a estar como estaba. Ya son toneladas los desechos que se han retirado en los últimos años. Entre ellos, muchos mensajes íntimos como los que se acumulan junto a la cruz.