«José, José, José», gritaba la gente, explotando continuamente en aplausos destinados a las familias de esta pareja carballesa que, a un alto precio como al final ha resultado, «solo» quisieron ser padres. Todos los vecinos fueron una voz. «Volveremos aquí e iremos a onde faga falta por eles», comentaba una de las presentes, Teresa Luaces, vecina de Carballo. «Que boa nai sería e canto disfrutaría desa nena», comentaba con lágrimas en los ojos otra mujer, llegada desde Razo, la tierra de los padres de María José. «Lo importante es que esto se solucione», afirmaba mientras caminaba con su hijo de dos meses dormido en brazos una prima del carballés. De todas las bocas salieron alabanzas para ese hombre que vio cómo su sueño se esfumaba en el momento de pasar los controles del aeropuerto El Dorado, en Bogotá. Es un «camiño moi longo», como dijo una portavoz para el que desearon como único final que José pueda agradecer en persona, en Carballo, a todos cuantos ayer gritaron por él.