Los campamentos ilegales regresan a la playa de Mar de Fóra

J. V Lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

Las tiendas y los enseres se acumulan al abrigo de una ladera.
Las tiendas y los enseres se acumulan al abrigo de una ladera.

La Guardia Civil desalojó a un grupo hace solo unos días pero las tiendas vuelven a florecer en contra de la ley

29 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

No hace ni una semana que la Guardia Civil de Corcubión tuvo que actuar para despejar la playa fisterrana de Mar de Fóra y este domingo, tal como captó el presidente de la Asociación de Vecinos Costa da Morte, José Fernando Carrillo, las tiendas de campaña ya habían regresado al arenal.

Pese a que la Ley de Costas lo prohíbe expresamente, hay señalización advirtiendo y tanto el Concello como las fuerzas de seguridad han intensificado esfuerzos para acabar con este problema, la situación se repite.

A finales de junio, después de que actuasen los agentes, los operarios municipales acudieron incluso con un tractor a retirar la basura acumulada, pero la intervención, a la vista de los resultados, ha servido de poco.

Tanto la Guardia Civil como la Policía Local vigilan la zona de forma periódica, pero en cuanto ese control se relaja un mínimo, los campistas regresan y se instalan allí con infraestructuras precarias pero que, cuando los dejan, llegan a permanecer varias semanas.

Esta cuestión se arrastra desde hace prácticamente un lustro y el boca a boca funciona hasta tal punto que personas recién llegadas ya tienen Mar de Fóra como una referencia para instalarse por encima de cualquier normativa. Incluso se han constatado casos de visitantes que repiten verano tras verano, debido a la sensación de impunidad transmitida durante años.

Lo más grave de todo, como dice Carrillo, es que este fin de semana se podía observar la leña acumulada y todo dispuesto para prender una hoguera de tamaño considerable. Dada la cercanía al monte y el viento que sopla con asiduidad en la zona, el riesgo de incendio forestal en un área que está protegida por su valor ecológico y paisajístico es más que evidente.

Además, como resalta el representante vecinal no es un problema exclusivo, porque la semana pasada se toparon con una tienda en pleno paseo de Langosteira.

«El atractivo de esta zona está en la naturaleza, la tranquilidad, el orden y la limpieza. Si destruimos eso, y más en estos días que el pueblo está lleno de gente, poco nos va a quedar», afirma Carrillo que no ve otra solución que «estar todos los días encima», para evitar que se produzcan situaciones desagradables. Algunas incluso dan lugar a calificativos sarcásticos que ilustran la tipología del problema. Así, la conocida como Cova do Encanto, en la zona de Mar de Fóra donde se asientan los campistas, que tiene asociadas leyendas y un atractivo simbólico, ha pasado a llamarse en ciertos ambientes la Cova do Desencanto, porque, a falta de baños en la zona, se convirtió en más de una ocasión en la letrina comunitaria de decenas de personas.

Además, hace solo unos días, el Concello tuvo que reparar la pasarela de acceso peatonal porque, según algunas fuentes, a un grupo de 17 jinetes se le ocurrió pasar con sus caballos por encima de los tablones que, evidentemente, no están preparados para este uso, y se partieron varios.

Aunque la situación quedó corregida con bastante celeridad, llegó a suponer un peligro para cualquier viandante despistado o con escasa movilidad, porque se crearon agujeros en el entablado en los que meter los pies.

Maleza en el acceso al Faro

Otra cuestión de la que también se ha quejado el colectivo vecinal, como todos los veranos desde hace ya muchos años, es el estado deficiente en el que se encuentra la carretera que conduce al Faro Fisterra. Con el mes de julio a punto de terminar, el desbroce de las cunetas sigue sin hacerse y, dado que no hay arcenes, los caminantes cada vez tienen que competir más con los vehículos por un espacio en la calzada que se estrecha.

Las comunicaciones a la Autoridad Portuaria, que tiene las competencias, son reiteradas, pero cada temporada estival ocurre exactamente lo mismo sin que se le ponga una solución efectiva a este problema de seguridad.