Una obra de Asorey honra en Fisterra al creador de los pósitos

luis lamela

FERROL CIUDAD

Detalle de la placa dedicada a Saralegui, obra de Fernando Asorey.
Detalle de la placa dedicada a Saralegui, obra de Fernando Asorey.

Los marineros de España instalaron en el cabo un placa dedicada a Saralegui

20 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En una pared lateral cortada y labrada en la propia piedra de la explanada del faro de Fisterra, actualmente está de moda colocar y fijar placas o lápidas de bronce -o de cualquier otro material, a veces antiestético-de homenaje o conmemorativas de cualquier fútil detalle. Sin embargo, durante muchos años figuró presidiendo la masa granítica cortada a golpe de barreno, la placa que, en mi opinión, es más importante: la que el famoso escultor Francisco Asorey elaboró para colocarla allí en el año 1927.

Esta placa, la más artística, antigua y destacada de todas las que allí se han colocado, representa el homenaje que todos los marineros de España tributaron al promotor de los Pósitos Marítimos.

A instancia de la Asamblea de Pósitos de Pescadores celebrada en A Coruña en los últimos meses de 1925, se aprobó abrir una suscripción para que participasen todos los pósitos de España, y poder así adquirir una lápida que perpetuase la memoria de Alfredo Saralegui. Como creo que conoce mucha gente, especialmente los marineros de bajura de una cierta edad, Saralegui nació en Ferrol el 8 de enero de 1883, iniciando su labor social a los trece años de edad al fundar la asociación infantil La Caridad, agrupación que proporcionaba asistencia a los inválidos.

Marino de profesión y sociólogo, sus prendas y sus méritos recomenzaron en 1913 cuando organizó en Vizcaya la Asociación Protectora del Pescador, destinada a tareas de acción social a las familias marineras, aprobando también en 1915 su proyecto de pósitos marítimos y creándolos en Cambados y Vigo y sucesivamente en otros puertos gallegos y españoles más, con secciones de socorros mutuos, asistencia médica y farmacéutica, subsidios por defunción, proyectos educativos, cooperativas de producción y consumo, seguros en caso de accidente...

Reconstrucción de biografía

Reconstruyendo su biografía, años después Alfredo Saralegui fue nombrado secretario general de la Caja Central del Crédito Marítimo, entidad que pasó a denominarse en 1930 Instituto Social de la Marina. Pero llegó el año 1936 y la sublevación franquista puso patas arriba todo en España. Saralegui se vio obligado a dejar el cargo al ser depurado por los sublevados, expulsándole del cuerpo del Estado, transfiriendo sus funciones a la sección de Acción Social del Ministerio de Trabajo franquista, aunque a partir del final de la guerra civil nuestro hombre pudo ejercer como asesor técnico de la Dirección General de Pesca, reconociéndole, en marzo de 1946, su categoría perdida de funcionario del Ministerio de Trabajo. Se convirtió así en un enlace entre las cofradías y el citado Ministerio hasta su jubilación a los 70 años, falleciendo el 27 de marzo de 1961.

Las cuotas para participar en el homenaje a Saralegui por parte de las sociedades de pescadores por él promovidas se fijaron en 50 pesetas para cada pósito, pudiendo alcanzar la totalidad de la suscripción 1.850 pesetas. Las tareas de coordinación, administración y recepción de las aportaciones se centralizaron en el pósito marítimo de Fisterra. Y, así, la junta directiva del pósito local decidió encargar al escultor santiagués, Francisco Asorey, el boceto de la lápida, y, posteriormente, su fundición en bronce, con unas medidas de 1,45 metros de alto por 1 de ancho, para colocarse junto al faro de Fisterra en 1927.

Las cofradías, los pósitos de pescadores marítimos, son hoy el fruto de sus desvelos, proyectos y trabajos. De su virtud cívica y social. Y la lápida colocada en 1927 es, pues, la expresión de admiración y gratitud y de reconocimiento de todos los pescadores españoles de la época, porque, sin duda alguna, ellos eran su gente. En definitiva, una anotación en el cuaderno de bitácora de cada uno de los Pósitos españoles que quisieron construirle un altar escogiendo la explanada del Cabo Fisterra...

Hoy, que pasaron casi noventa años de aquel homenaje, lo que hemos recordado quizás suponga unas pocas gotas de memoria sobre su persona. Porque, me temo, que hoy Alfredo Saralegui haya caído para muchos en el olvido o que sea poco o mal conocido por las generaciones de pescadores más jóvenes.