Hay que aprovechar las oportunidades que brinda esta tierra. Es un gran lema. Lo expuso ayer en Fonteboa (Coristanco) el nuevo presidente del comité gestor de la entidad, Xosé Manuel Camafreita, en la fiesta de clausura del curso. El acto se vio inundado por la emoción, la de los alumnos que se van y la de las despedidas del antecesor de Camafreita, Xusto Sánchez Varela, y de la responsable del servicio de restauración, María del Carmen Porteiro Facal. Fue una celebración muy cuidada y seguida por numerosas personas, familiares, amigos y colaboradores, así como representantes de varios concellos. Hubo muchas palabras entrecortadas, como las de Xusto Sánchez, que aludió a muchas de sus vivencias en la entidad, sus viajes por numerosos países y la oportunidad de conocer otras formas de trabajar. En vez de EFA dijo que el centro tendría que llamarse EIFA (Escuela Internacional Familiar Agraria), porque «sempre hai algún monitor polo mundo». Mucho le gustó el palabro a Gabriel Tirazu, presidente de las escuelas y promotor de su apertura a otros países.
Más emocionada se mostró María del Carmen Porteiro Facal, cocinera en el centro desde 1981 que dejará su puesto por jubilación en octubre. Será la primera en irse por este motivo en este centro educativo de Coristanco que tiene ya 39 años de vida, que acoge alumnos de 20 concellos, contacta cada curso con 100 empresas y lleva 25 años viajando a Francia. El director, Luis García, del que los homenajeados hablaron con gran cariño, relató los logros de la institución y los proyectos para el próximo curso.
Estaban el alcalde de Malpica, Eduardo Parga, y el concejal de A Laracha Jesús Souto, además del párroco de Carballo, José García Gondar, uno de los habituales en la celebración. Asimismo hubo profesionales del sector que colaboran con el centro, como Lucía Lorenzo, que abastece a los alumnos del programa Sabor Emprendedor y que ayer sorteó verduras y hortalizas de su huerta. En nombre de los padres de los estudiantes habló María José García, de Coirós, en tanto que por parte de los alumnos puso emoción Diego Soto Pereiro, que halló en Fonteboa «amigos para toda a vida». Gabriel Tirazu alabó a los profesores no solo por entregar horas y horas a su labor, «sino la vida entera» y aconsejó a los estudiantes «ser actores de su propio futuro». Hubo muchos aplausos y, al final, un aperitivo en torno a la piscina, un lujo en un día soleado y festivo. Fue, por tanto, una de las últimas jornadas de trabajo de María del Carmen Porteiro, una de las más aplaudidas.