Manuela Santabaya Lago es una superabuela. En realidad, ya es tatarabuela. Ayer cumplió 100 años en su casa de Fadibón (Brens, Cee), pero su edad no le impide acompañar a su bisnieta Raquel (5 años) al colegio. Todos los días. Dos idas y dos vueltas, en compañía también de su nieta Rocío Salgueiro, madre de la pequeña. Aunque sea invierno. «Levántase pola mañá e xa baixa as escaleiras para ir», cuentan desde su casa. Van en coche, sí, pero lo importante es esa compañía que marca la vida, aunque se tengan tantos años. Manuela siente devoción por la niña, pero también por el resto de su familia, que no es poca. Enviudó en 1981, tiene cuatro hijos (Elías, Bienvenida, Basilisa y Nieves), 10 nietos, 18 bisnietos y 5 tataranietos (la más pequeña, de dos años). Todos los días se levanta ella sola para vivir una nueva jornada e incluso pela las patatas para la casa. Sentada. Hasta hace un año, cuando sufrió una rotura de cadera, todavía era capaz de plantarlas. Lee tranquilamente periódicos y revistas, cuenta con frecuencia anécdotas de otros tiempos más duros y se entretiene con la televisión. Solo toma una pastilla para la tensión y un protector de estómago: de su salud admirable hablaba ayer la alcaldesa, Zaira Rodríguez, quien la agasajó con una tarta en compañía de la edila de Servizos Sociais, Mabel Fernández. Todos juntos, incluidos varios familiares, soplaron las velas. Manuela nació en Fadibón y allí vive (aunque no en su casa natal). «Traballou moitísimo toda a vida, na terra», dice su nieta Rocío, gran responsable de su cuidado. «Eu sempre digo que teño dúas nenas», bromea. En casa son cuatro generaciones.