El buen tiempo dispara los conflictos

La Voz

CARBALLO

Furtivos, buceadores y bateeiros caldean los ánimos en la zona

23 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El buen estado del mar en primavera y, sobre todo, en verano facilita el trabajo de pescadores y mariscadores, pero también desata todos los años un buen número de conflictos.

¿Aumenta la acción de los furtivos?

Hace ya semanas que en la mayor parte de las agrupaciones se han organizado cuadrillas para vigilar las zonas de extracción de percebe tanto de día como de noche. La labor dio como resultado el decomiso de casi 30 kilos de percebe en Camelle. En la mayor parte de los casos, las acciones ilegales corresponden a personas de la zona, incluso a profesionales con carné. Es el caso de Muxía, donde la agrupación manifestó su temor a la acción de los furtivos, lo que desencadenó la acción de la Guardia Civil. Paradójicamente, la mayor parte de percebe incautado era de los propios mariscadores. De momento, no se han producido enfrentamientos en la zona, pero suele haberlos todos los años.

¿Cómo es la relación con los pescadores deportivos?

Es otro de los conflictos habituales. El buen tiempo dispara la presencia de aficionados a la pesca deportiva y todos los años hay problemas con los buceadores, especialmente. Los profesionales creen que aprovechan para mariscar de forma ilegal. Ya ha habido algún encontronazo en Fisterra, Malpica y Corme, aunque sin consecuencias. Lo que no parece preocupar demasiado es que se produzcan ventas irregulares de pescado, lo que es también habitual. Ya han empezado las ofertas, sobre todo a restaurantes, pero la incidencia será mayor a medida que se acerque más el verano.

¿Ha habido otras quejas?

Ya son de hace dos semanas las quejas de los percebeiros de la zona por el trabajo de los bateeiros, que acuden todos los años en busca de mejilla. Los mariscadores los acusan de dañar piñas de cría y de dejar las rocas limpias. Hace unos años el problema fue mayor porque varias agrupaciones los acusaron directamente de robar los crustáceos e incluso hubo acciones violentas porque no les dejaban recoger la mejilla con la que regeneran sus bateas. Ahora el nivel de tensión se ha reducido notablemente, pero se mantiene la desconfianza, un estado de ánimo que también se da entre otros colectivos. Los buceadores son los más vigilados. En Fisterra el problema es especialmente serio y divide a los que van al longueirón y los que pueden recoger almeja, puesto que ambos colectivos trabajan en la misma zona.

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