El Supremo ratifica los 3 años de cárcel para dos camellos de Cee

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

Uno de ellos fue interceptado en Berdoias tras una persecución

22 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha ratificado la condena de tres años de prisión, dictada por la Audiencia Provincial de A Coruña el 22 de mayo del año pasado, para dos vecinos de Cee detenidos por tráfico de drogas el 13 de agosto del 2009.

Aquel jueves por la noche, uno de los implicados, Rafael S. L., que entonces tenía 26 años, se salió de la carretera en Berdoias (Vimianzo) cuando era perseguido por la Guardia Civil. Iba a los mandos de un Volkswagen Passat blanco, recién estrenado, que era propiedad de Mario B. L. C, el otro detenido, de 28 años en aquellas fechas. Dentro del coche había un paquete con 77,9 gramos de cocaína, con una pureza del 36,34 % debido a su adulteración con Ciclofalina, un conocido medicamento empleado habitualmente como sustancia de corte.

La defensa de Mario argumentó que él no iba en el vehículo, su amigo lo exculpó y que el denunciante actuó por venganza. Además alegó que se había vulnerado su derecho a la presunción de inocencia y que los agentes de la Guardia Civil, en los seguimientos realizados no identificaron a los compradores ni requisaron la droga que supuestamente ellos le entregaban delante del centro comercial y en locales de ocio de la localidad ceense.

Sin embargo, el hecho de que se encontrasen 14,4 gramos de hachís en el registro de su domicilio, una báscula de precisión y 15 pastillas de Ciclofarina -que no pudo demostrar que las tomase su novia-, junto con el testimonio de los agentes validados por la Audiencia y por el Supremo, desmontaron todos sus alegatos.

En el caso de Rafael, quien trató de justificar la tenencia de la droga para un consumo conjunto con otros amigos durante las fiestas de la Xunqueira, los jueces también rechazaron dichas suposiciones porque ni él ni Mario supieron concretar cuántos amigos iban a ser, ni el lugar para el hipotético consumo.

Además, el hecho de que ambos careciesen de trabajo y aún así dispusiesen de una berlina de gama media recién estrenada, permitió a los magistrados determinar que el tráfico de drogas era su «verdadera profesión». De hecho, quedó determinado que mantenían encuentros muy breves con gran cantidad de personas que les entregaban dinero y a los que los guardias escucharon decir en repetidas ocasiones «medio» o «necesito un gramo», en relación con la cantidad de cocaína solicitada.

Por ello, el Supremo mantiene los tres años de cárcel para cada uno y 2.518 euros de multa.