El ejemplar de tortuga boba, que varó el pasado sábado en la playa fisterrana de O Rostro, se recupera de sus heridas en la uci del Museo de Historia Natural de Ferrol, perteneciente a la Coordinadora de Estudos de Mamíferos Mariños (Cemma).
El reptil había llegado muy débil al arenal, apuntó ayer el técnico de la Cemma Juan Ignacio Díaz da Silva, quien se mostró esperanzado de que el animal vaya poco a poco mejorando. «Llegó muy débil, tiene heridas importantes en sus aletas, sobre todo en la anterior izquierda, que parecía estrangulada por la tanza de un aparejo. Se las hemos curado y le suministramos antibiótico», apuntó Díaz da Silva, quien añadió: «Hoy [por ayer] comió bien y por su cuenta lo que es positivo. Este tipo de animales tienen un metabolismo muy ralentizado y con los temporales todavía más. Por eso, hemos metido a la tortuga en una piscina con agua un poco caliente para que tenga más apetito y su organismo se agilice».
En todo caso, al tratarse de un ejemplar alevín (mide 30 centímetros y pesa un kilo y medio) el técnico de la Cemma considera que hay que ser precavidos con la evolución del reptil. «Son animales muy delicados, con unos ecosistemas muy determinados. Además, hay que añadir que esta tortuga viene de sufrir los efectos de varios temporales seguidos y comiendo mal o sin comer varios días por lo que hay que ser muy cautos. Pero soy mucho más optimista que con el ejemplar que fue localizado en Balarés», dijo Díaz da Silva.