La comarca se recupera de los peores temporales en décadas

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

Las pérdidas de este invierno podrían superar los dos millones de euros

25 feb 2014 . Actualizado a las 14:24 h.

Nada hace prever que se hayan acabado porque para hoy mismo está decretada otra alerta naranja en la costa con olas de cinco metros, pero las predicciones coinciden en que los peores temporales del invierno ya pasaron. Tras de sí dejan una sucesión de ciclogénesis prácticamente diaria en las últimas semanas y daños por más de dos millones de euros que incluso afectaron a lugares tan simbólicos como el santuario de la Virxe da Barca de Muxía o el museo de Man en Camelle.

«Este é o peor desastre en 1.000 anos», aseguraba el exalcalde muxián Jesús María Barrientos tras ver la Barca destrozada por un rayo. «As casetas levan aquí máis de 30 años e o que pasou desta vez non tiña acontecido nunca», señalaba Hermindo Mouzo, un pescador de Santa Mariña al que el mar le estropeó su almacén.

Aunque la memoria es selectiva y tiende a exagerar las adversidades de lo que está próximo, porque, objetivamente, está ahí el Hortensia, de octubre de 1984, mucho más destructivo, o el Klaus, que dejó incluso personas muertas a finales de enero del 2009; no cabe duda de que la intensidad de los temporales de este invierno y, sobre todo la frecuencia con la que se sucedieron, es de la peor que se recuerda en décadas.

Las ciclogénesis Petra, Quimara, Ruth, Nadja,... y todas las borrascas que se dieron desde finales de diciembre, pero especialmente en enero y febrero han supuesto un perjuicio económico difícil de calcular. Dejando a un lado el caso del santuario muxián, que podría precisar en torno al medio millón de euros para recuperar su cubierta, el presidente de Portos, José Juan Durán, cifraba ya el 16 de enero en 720.000 euros los desperfectos ocasionados en las instalaciones que son de su competencia en la zona, la mitad de los que hubo en Galicia.

A partir de ahí, solo el paseo de Arou cuesta otros 10.000 y están por reponer cientos de metros de pasarelas en todo el litoral, desde A Laracha a Muxía. Las inundaciones, además de viviendas, colegios y otros edificios públicos, han destrozado vías de comunicación y la fuerza del mar ha barrido del mapa playas enteras como la de Pedra do Sal de Carballo.

A todo eso hay que sumar que los marineros, que ya habían perdido prácticamente la campaña de Navidad, acumularon otros dos meses casi ininterrumpidos en el dique seco, con lo que las pérdidas se cuentan también en muchas decenas de miles de euros.

El estado de las carreteras, que todos los inviernos sufren, es esta vez especialmente sangrante y buena parte del presupuesto para mantenimientos que tienen los concellos, además de las aportaciones de la Deputación y la Xunta, tendrán que ir para ese fin.

En conjunto, todos estos contratiempos invitan a pensar -algunos políticos ya lo han expresado públicamente- si no será necesario replantearse las infraestructuras costeras.