El perro «Thor» se estrena como nuevo terapeuta de APEM

J. V. L.

CEE

31 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Apenas ha cumplido los tres meses y Thor un precioso macho de golden retriever ya forma parte del equipo terapéutico del centro que la Asociación Pro Enfermos Mentais (APEM) tiene en Cee. El animal, regalo de un vecino de la localidad, se ha convertido en el punto de atención y el receptor de todos los mimos, tanto por parte de los usuarios como del personal. Sin embargo, está llamado a cumplir funciones bastante más significativas que actuar como mascota oficial del complejo.

Su misión es formar parte de las terapias con las que se estimulan las capacidades afectivas, cognoscitivas y el desarrollo en general de los hombres y mujeres que integran la comunidad de APEM.

De la mano del adiestrador de Pasacán, Alejandro Míguez, que cuenta con el apoyo del bar A Gavota, Thor participa en una sesión semanal, que serán dos e incluso tres a lo largo de los próximos meses, de preparación para su importante cometido. Por el momento, es el propio perro el que está recibiendo las enseñanzas básicas, con un notable progreso para su corta edad, aunque cada vez ganará más peso la relación que ya tiene con los usuarios.

La idea de introducir al animal en la dinámica del centro ha sido recibida con los brazos abiertos por todo el mundo, incluido el equipo de psiquiatría y psicología que considera la técnica una de las mejores terapias que se podía añadir a las que ya están en marcha.

De hecho, en la sesión de ayer por la tarde, durante la que varios participantes aprendieron como darle algunas instrucciones a Thor y también le cepillaron el pelo, se podía advertir perfectamente esa complicidad creada entre el can, que, como dice el propio adiestrador «es el perro con más dueños de España».

Esta circunstancia, que en principio trajo algunas complicaciones porque no es sencillo que tantas personas sigan exactamente las mismas pautas -incluso se dio el caso de que lo que debería ser un trocito de salchicha de premio se convirtió en un paquete entero-, ha pasado a un segundo plano hasta el punto que de que ahora hay competencia por ver quien se ocupa de los cuidados.

«La idea es que a partir de un año, cuando el perro tenga las habilidades completas, trabaje con ellos», concluye Míguez.