Otro festivo desolador en Muxía

Patricia Blanco
Patricia Blanco MUXÍA / LA VOZ

CARBALLO

El pueblo lamenta, tras el incendio, la rotura de la Pedra de Abalar

07 ene 2014 . Actualizado a las 11:18 h.

La desolación volvía a embargar ayer a los vecinos de Muxía. Y no solo a ellos, sino a centenares de personas que se acercaron desde municipios limítrofes para observar la indiscutible belleza del mar bravo, pero también para conocer más de cerca los destrozos que había causado. Ellos todavía no se han recuperado (y tardarán) del incendio que les arrebató gran parte del santuario de la Virxe da Barca y, sin embargo, han de reponerse para enfrentarse a las nuevas malas noticias de ayer. «O da Pedra de Abalar é outra desgraza», comentaban todos.

Hablaban de ello en el puerto, en las calles y alrededor del santuario. Ni siquiera hacía falta ser muxián de nacimiento para sentir lo que pasaba. Hace apenas unos días, el 25 de diciembre, festivo, se quemó el templo. Y, ayer, los daños vinieron del mar. También era festivo, día de Reyes. No es una coincidencia que pasase desapercibida para nadie. «Só nos faltou Ano Novo. Menudo Nadal e menudos Reis», decía resignado el sacerdote Manuel Liñeiro. Él se acercó varias veces en el día al santuario: «Aínda hai xente que me chama e me di que lle parece imposible o que pasou», expresaba, lamentando también el estado en el que quedó ayer el suelo del templo, lleno de charcos.

-¿Que hai, Don Manuel?, le preguntó un vecino.

-Xa ve.

-Aínda podía non ver tanto.

El mar echó fuera piedras y peces. Fanecas y pescadillas vivas quedaron sembradas en O Coído, también muy dañado. De hecho, tuvo que volver a ser vallado, prohibiendo el acceso de peatones, máxime cuando cerca hay un parque infantil. Ni Policía Local ni los voluntarios de Protección Civil descansaron desde que a las diez de la mañana fueron alertados de los destrozos en los pantalanes del Club Náutico. Se pusieron en marcha, explica uno de los integrantes de Protección Civil, Papi Lema. Unos se dirigieron a esa zona, otros al santuario y algunos más recorrieron el municipio al igual que el alcalde, Félix Porto. Hallaron la inundación en el kilómetro 1,9 de la DP-2003, entre Os Muíños y Cee, o los destrozos en las pasarelas de madera de todas las playas del municipio, así como los daños en dos barcos. «O problema xa non é só o que rompa ou o valor económico. Está a xente, que se achega demasiado ao mar e hai que estar moi pendente», decía Manel Blanco, Policía Local. Incidía en que «a auga incluso moveu a andamiaxe do santuario». No se mostraba menos impactado Ramón Pérez Barrientos, coordinador de Protección Civil: «Na miña vida vin así o mar». Ni siquiera los marineros más expertos.