El relax de las cascadas merece el esfuerzo de la Ruta das Férvedas

[a. Lavandeira]

CARBALLO

El largo y duro recorrido carballés termina en Entrecruces

04 dic 2013 . Actualizado a las 20:01 h.

El río Outón se lanza por las rocas de Entrecruces para formar un pequeño paraíso

[Xosé Ameixeiras] La Ruta das Férvedas de Carballo (PR-G 142) es para los amantes del esfuerzo y la belleza. Sus más de 24 kilómetros de subidas y bajadas acaban en el espectáculo del río Outón despeñándose por las rocas en una sinfonía de ruidos y sensaciones que invitan al relax después de un buen castigo para las piernas. Merece la pena la fatiga para llegar a las férvedas de Ramíl, primero, y Entrecruces, al final.

Por el camino, el senderista se encuentra con un poco de todo: castaños en fruto, robles adornando viejas corredoiras, vías forestales de zahorra, pistas y carreteras asfaltadas, bosques de pinos y eucaliptos, algún pequeño soto y riachuelos cantarines y pletóricos a estas alturas del año. Los que estén en buena forma y no se entretengan en curiosidades alternativas, paradas de observación ni visitas al patrimonio histórico pueden terminar el recorrido en poco más de cinco horas. Sin embargo, lo aconsejable es llenar la mochila de paciencia y una merienda, tomarse la salida con serenidad, darse su tiempo, pararse lo suficiente en los lugares de interés histórico y cultural y acabar sin agujetas a los pies de la cascada de Entrecruces unas ocho horas más tarde.

La salida está junto al centro de Aspadex en A Brea. Los primeros pasos acompañan al río Rosende que baja silencioso a su encuentro con el Anllóns. A los pocos metros ya se encuentra uno con un molino. La ruta está bastante bien señalada, aunque la maleza empieza a ocultar algunos indicadores, los cazadores se la tomaron con otros y otros tres están sueltos. Posiblemente falte alguno ya. Los hay también que estarían mejor situados después de los cruces para evitar dudas en el caminante. Todo el camino está practicable, la dificultad estriba en la gran cantidad de subidas que hay que afrontar.

Una de las visitas alternativas aconsejable es la del Coto do Castro, a unos 200 metros de la ruta oficial. El yacimiento está sin excavar pero este tipo de restos mantienen hechizo para los curiosos. Después de dejar atrás el monte Peniqueira y algunos de sus caminos franqueados por robles hay que pasar el Rego do Freixo, que baja cantarín acompañando al senderista unos metros. No tarda la fervenza de Ramil, vigorosa en estos tiempos después de las primeras y abundantes lluvias del otoño. El agua cae brava entre las peñas. El pequeño tramo de acceso está sombreado por robles y castaños, abundantes de fruto.

Queda aún un largo camino hasta la otra cascada. Enmedio es posible desviarse hasta la iglesia de Rus, bien señalizada. Este tramo obsequia al visitante con una pequeña corredoira profunda. Entrecruces recibe al senderista con su iglesia de San Xinés y el cruceiro. Pero aún queda una subida de campeonato para superar los lugares de A Altiboa, Outeiriños, A Charrúa y A Redonda y el monte de Merelle e iniciar el descenso hacia A Férveda, el río Outón y el desvío a la cascada, un último tramo muy bien guarnecido por árboles de ribeira mientras uno se acerca a la apoteosis final: el premio a todo el esfuerzo, el río lanzándose a una caída de unos 40 metros. Un espectáculo para contemplar con tiempo.

La cascada de Ramil, en la parroquia de Rus, obliga a realizar un pequeño desvío en ascenso entre árboles de ribeira. Al final del camino está la férveda, que tras las lluvias otoñales ya luce sobre las rocas. Forma un escenario propicio para pararse un rato y reponer las primeras fuerzas perdidas. A su pie, en estos tiempos los castaños siembran su fruto con generosidad.