Los profesionales se dedican desde el verano a proteger sus zonas
08 oct 2013 . Actualizado a las 07:10 h.El último episodio de furtivismo se vivió en la Costa da Morte el domingo. Uno de los vigilantes de la concesión de Muxía acompañado por marineros de la zona interceptó a tres furtivos, dos de propio municipio y otro de O Ézaro, a los que se les incautaron 25 kilos de percebe. Esta vez no hubo conato de violencia, pero sí hace dos semanas, cuando fue identificado otro grupo. Entonces el guarda se vio obligado a presentar una denuncia por amenazas.
Este tipo de hechos están empezando a ser corrientes en la zona. La presión de los furtivos ha sido enorme este verano y todavía se mantiene. Uno de los vigilantes de la Costa da Morte, que no quiso ser identificado, reconoció que «só o mar os frena».
El principal motivo por el que los mariscadores acuden más a vigilar es que el percebe es más escaso. De hecho, en muchos lugares se quejan de que hay zonas esquilmadas. La razón es la acción de los buceadores, que se llevan el percebe del fondo, lo que limita el relevo generacional de los crustáceos. También ayuda el hecho de que los precios son cada vez más reducidos.
Los episodios violentos se han multiplicado en los últimos tiempos. En Camelle, el patrón mayor presentó denuncia porque fue amenazado con una navaja por un mariscador con carné que había sido sancionado en al menos dos ocasiones. De hecho, el furtivismo local es el que más afecta en la zona y el más difícil de erradicar.
Una práctica corriente es la de extraer mucho más percebe del que se puede vender y esconder una parte a los guardas. Para evitar este problema, varias agrupaciones decidieron limitar la cantidad que se puede recoger para seleccionar, pero en este doble tope se ha eliminado de casi todos los planes de explotación.