El Mercado Medieval evoca la épica histórica de Corcubión

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

Un grupo de asistentes observa una de las múltiples representaciones que se suceden en cada rincón de la localidad.
Un grupo de asistentes observa una de las múltiples representaciones que se suceden en cada rincón de la localidad. marcos rodríguez< / span>

Un centenar de espectáculos dan vida a esta aclamada recreación

20 jul 2013 . Actualizado a las 07:10 h.

No hicieron falta las huestes locales, la crisis se encargó de frenar a los 15 navíos del obispo Rodrigo de Luna que si en julio de 1457 asaltaron la villa, esta vez ni siquiera llegaron a la playa para el tradicional desembarco.

En cambio, el pueblo de Corcubión rindió igual homenaje a la valentía de Gómez de Rioboo, el hombre de los Moscoso de Altamira que paró con su propia vida la tropas eclesiásticas al mando del infausto capitán García de Camaño, y lo hizo con un espectacular desfile para simular su entrada triunfal en la localidad, lo que en el relato de los hechos sería «o paso seguinte» al desembarco, como explicó el presidente de la comisión, José Ramón Piñeiro.

Aunque con las inevitables patadas a la historia propias de estas recreaciones, como las recetas con maíz o patatas, y un centenar de puestos que mezclan la más pura artesanía con baratijas prefabricadas, el Mercado Medieval que abrió ayer en Corcubión volvió a demostrar su supremacía sobre todos los del estilo que se celebran en la zona, para ocupar un lugar de privilegio entre los del resto de Galicia.

La caracterización de los artistas que hasta el domingo desarrollarán un centenar largo de espectáculos y la de los propios vecinos le devolvió a la localidad, que no pasa precisamente por su mejor momento, la grandeza propia de otras épocas. La raíces seculares de un pueblo cuya historia se pierde en las andanzas prerromanas de los nerios, el abolengo que le dieron los linajes de Traba, primero, y de Altamira, después, así como esa pujanza de villa marinera y comercial o su capitalidad administrativa como cabeza de partido judicial, volvieron gracias a una fiesta, que hoy día se repite en cualquiera lado donde se asan chorizos y se cuelgan cuatro estandartes, pero que muy pocos sitios alcanzan este éxito y esta verosimilitud, porque ninguno de ellos tienen el marco incomparable que son las calles, los edificios y ese saber épico de los grandes días que guardan las piedras de Corcubión.