Los niños de O Areal aplican el poder fertilizante de las algas en su huerto escolar

m. v. m. carballo / la voz

CARBALLO

CEDIDA

Recogieron sargazos en la playa de Area Maior, donde también realizaron labores de limpieza

16 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La jornada de ayer fue tan especial que no había acabado y ya estaban pidiendo que se repitiese. La llegada del buen tiempo permitió que los niños de cinco y seis años del colegio O Areal, de Camariñas, abandonasen las aulas y disfrutasen ayer de una clase al aire libre muy diferente a las de todos los días. Los pequeños, bien protegidos por viseras y calzados con botas de agua, se acercaron hasta la playa de Area da Vila para completar una de las etapas de su proyecto de Voz Natura, el programa educativo y ambiental auspiciado por la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre.

Además de aprovechar su visita para retirar la basura que encontraron en el arenal, los niños acudieron a la playa para recoger algas, que utilizarán como abono en el invernadero que han creado en el centro escolar. «Temos un composteiro para facer abono orgánico, pero como leva o seu tempo facer todo o proceso, decidimos ir á praia para recoller argazos», explicó la profesora de los escolares, Catalina Domínguez, quien destacó el alto grado de implicación que han demostrado los niños en todas las actividades de Voz Natura. «Levan xa tres anos participando no proxecto e teñen moi claro o seu papel como gardiáns do medio ambiente. Están moi motivados», contó la maestra.

Semilleros

Los niños, que ayer recuperaron una tradición de las huertas próximas a la costa, se convirtieron en auténticos expertos sobre el poder fertilizante de las algas, están deseando ponerlas en la tierra de su invernadero, en el que plantarán lechugas, puerros y pimientos, entre otras verduras.

De momento, los pequeños se ocupan con mucho mimo de los semilleros, ya que las intensas lluvias de los últimos días no les han permitido trasplantar los esquejes. «Teñen as plantiñas nas aulas e coidan moito delas, porque para eles o máis emocionante é ver como dunha pequena semente pode saír unha planta grande», explicó Catalina Domínguez.