Los ladrones desvalijan un bar de Paiosaco y asaltan otro

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CARBALLO

Pilar Pazos sostiene la caja registradora que se llevaron los cacos, y que apareció rota y desvalijada pocas horas después.
Pilar Pazos sostiene la caja registradora que se llevaron los cacos, y que apareció rota y desvalijada pocas horas después. foTOS: ANA GARCÍA< / span>

Los cacos accedieron a los locales en la madrugada de Nochebuena

26 dic 2012 . Actualizado a las 07:10 h.

Los ladrones se emplearon a fondo en Paiosaco en la madrugada del domingo 23 al lunes 24, día de Nochebuena, ya que desvalijaron un bar y asaltaron otro, situados a escasos cien metros en la carretera de Caión. La primera parada de los cacos se produjo en el bar Lestón, sobre las 2.00 de la mañana. Accedieron al local por una ventana posterior y se llevaron todo cuanto vieron de valor: una pantalla de plasma, 1.500 euros en tabaco, bebidas alcohólicas, un ordenador, un jamón ibérico y la caja registradora. Esta máquina la rompieron unos metros más abajo del bar, cerca de una nave que tiene una cámara de vigilancia, que registró el movimiento sobre las 2.20, aunque las imágenes no son nítidas. Cuando extrajeron el dinero, la abandonaron en el lugar. La dueña del bar, Pilar Pazos Bello, la recuperó ayer, ya destrozada.

La propietaria ya fue objeto de un atraco hace casi un año, aunque entonces repelió a palos a los ladrones y su marido los encañonó. Pero esta vez no oyó nada, y eso que duermen justo al lado. Además, con la puerta abierta y la luz encendida. Pero esa noche había mucho viento y eso pudo amortiguar los ruidos de los malhechores. «Para facer o que fixeron, tiñan que ser seis polo menos», explicó, ya que tuvieron que entrar por un hueco escaso de la ventana (ayer, ya con una reja), trasladar los enseres a una finca, y de ahí a una furgoneta.

Unas tres horas después, los ladrones se dirigieron al bar Galicia. Su botín fue menor: rompieron la persiana de acceso y se llevaron unos 300 euros que había para cambio, según explica Beatriz Montes, la gerente de la cafetería. La tragaperras sí estaba movida de sitio, pero no les dio tiempo a llevársela. Pudo ser porque la dueña del inmueble, que vive arriba, escuchó ruidos y tiró al suelo una botella del cristal. Fue entonces cuando vio a dos personas huir, aunque hasta ese momento no había detectado nada. La duela y otras personas habían estado en el interior hasta las 4.00, con el local cerrado, y al irse vieron una furgoneta cercana. Antes, los perros de uno de sus hermanos habían ladrado bastante.