Mayores sin miedo a las nuevas tecnologías

CARBALLO

11 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

1 Hoy, más que nunca, nuestros mayores deben de estar diciendo eso de que «el mundo avanza que es una barbaridad». Para muchos los smartphones, los Ipad y las nuevas tecnologías son cosas que suenan a chino y que solo entienden los más jóvenes, pero otros, como los participantes en el proyecto Súbete ao Carro, organizado por el departamento de Servizos Sociais del Concello de Ponteceso y desarrollado por la empresa Senes, han demostrado que nunca es tarde para aprender. Nunca es tarde siempre y cuando se tengan ganas y una buena profesora, como la trabajadora social Rosario Canosa, que les ha enseñado a manejarse con las videoconferencias, las fotografías digitales, el correo electrónico y el manejo de la pizarra electrónica, entre otras cosas. Los alumnos, mayores en edad, pero de mente joven, no dudaron en poner en práctica lo aprendido, que incluso les sirvió para ponerse en contacto con familiares y amigos que residen lejos. Seguro que muchos de sus nietos se quedarán alucinados cuando les vean manejarse con las nuevas tecnologías.

Romanos en Fisterra

2 Los de Ponteceso no son los únicos mayores que echan por tierra esa idea equivocada de que llegados a cierta edad no se puede hacer nada. Otro buen ejemplo de que todavía tienen fuerzas para muchas batallas es el fisterrán Juan Traba, que desde hace más de 20 años forma parte de las tropas romanas que participan en las representaciones del Domingo de Resurrección de Fisterra. El veterano legionario (a estas alturas centurión) comparte su papel con otros más jóvenes, como Guillermo, Iago, Luis, José de Elvira y Luis de Coello, con los que forma un estupendo equipo.

La Semana Santa de Fisterra es una de las más llamativas gracias a la alta participación de sus vecinos. No solo de los mayores, sino también de los más jóvenes, que son los que mantienen las tradiciones. Es el caso de las pequeñas Carmela, María, Carla y Clara, que volvieron a lucir sus trajes de primera comunión en el Desenclavo, donde se encargaron de portar los útiles necesarios para la representación.