Guía práctica para sobrevivir a la educación de bebés

Eduardo Eiroa Millares
e. eiroa CEE / LA VOZ

CEE

Más de 40 niños participan en un plan de educación pensado para los padres

02 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Las aulas habitualmente silenciosas del antiguo instituto de Cee han cobrado vida. Se escucha un importante rebumbio en la planta alta del edificio. Sonidos de charlas, de rápidas carreras, de voces pequeñas. Arranca, un año más, el programa Preescolar na Casa, una actividad que cumple nueve años en el municipio y que cada vez congrega a un mayor número padres con sus retoños.

El rebumbio viene de arriba. Para llegar, las madres con sus críos -la actividad es para niños de cero a tres años- han de acceder al segundo piso. Ese dato parecería un detalle banal si no fuera porque se las ve arrastrando las sillitas a pulso escaleras arriba en un centro sin ascensor. Cosas de la falta de recursos del Ayuntamiento. Es el aula que les dieron.

Pero superado el problema -algunas madres optan por abandonar los vehículos abajo o en el primer descansillo y seguir con el crío en brazos- empieza la algarabía.

Es día de matricularse y está abarrotado. Hay madres y también padres. Y hay niños, muchos niños, que corren de un lado para otro, olvidando a sus progenitores y zambulléndose en el saco de juguetes que Rocío Pillado, la orientadora que imparte la actividad, les ha llevado para que se entretengan. En un rato todos los cachivaches de la bolsa están esparcidos por el suelo.

Se ve que muchos de los niños ya saben a qué van. Se reconocen, juegan, y esperan a que Rocío dé las primeras instrucciones. En un santiamén, a la orden de la cuidadora, recogen los juguetes del suelo, se cogen de las manos con sus padres y otros niños y se ponen a jugar en corro. Arranca Preescolar na Casa.

La actividad se mantiene en Cee un año más, pero ha desaparecido en otros municipios del entorno, como Corcubión y Fisterra. En Cee siempre ha tenido un gran éxito. De hecho, recuerda Pillado, de 120 familias censadas con bebés de cero a tres años, entre 40 y 45 participan en los cursos.

Están pensados para los niños, pero también, y sobre todo, para los adultos, que además de compartir experiencias aprenden también a hacer frente a los nuevos comportamientos de sus retoños.

Las dudas que surgen son muchas. Qué hacer con las rabietas de los pequeños, qué hacer para conseguir que duerman un rato, qué se puede intentar para que coman, qué dibujos animados son los recomendables... No hay varitas mágicas para educar a los bebés, pero al menos sí hay posibles trucos y, sobre todo, explicación para casi todo. Eso que le pasa a los bebés en cada momento de su desarrollo es normal, así que de nada vale preocuparse porque no duerman de un tirón. La mayoría no lo hacen.

Las materias a tratar son de lo más variado. Cómo ir dejando los pañales, qué hacer con la afición al chupete, cómo ir preparando el cole. De todo se habla en Preescolar na Casa, que congrega a los padres cada quince días en Cee con la orientadora. Los padres aprenden, y se tranquilizan, y los niños juegan, porque jugando también se aprenden buenos hábitos. Ese es, dice Pillado, «o principal traballo».

Cada quince días se plantea una actividad distinta para ir educando la atención de los pequeños o para ayudarles a perder sus miedos, para estimularlos y, en definitiva, para prepararlos para el mundo. «Non todo vale», dice Pillado, que afirma que una de las claves es entender que los niños funcionan por hábitos y que es ahí donde hay que trabajar. También los padres se han habituado ya a Preescolar na Casa.

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