Un espacio en el que la comodidad para trabajar es mejorable

Ana Gerpe Varela
A. gerpe RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

MARCOS CREO

Uno de los principales problemas es que el pantalán queda en seco cuando baja la marea y descargar la mercancía se hace muy difícil

22 jun 2017 . Actualizado a las 21:18 h.

Cuando se les pregunta por la situación del puerto de Palmeira, tanto los marineros como la cofradía afirman que, de forma paulatina, Portos va subsanando las anomalías existentes y, de hecho, la observación de la zona permite comprobar que, en líneas generales, el aspecto es bueno. Por ejemplo, unos mariscadores que regresan con los sacos llenos de almeja comentan que los pantalanes resultaban peligrosos los días de lluvia porque se resbalaba, pero que ya se han adoptado medidas. En contrapartida, precisan que por la zona hay bastantes ratas. Al parecer, los roedores acuden para comer la carnaza que hay en los aparejos.

Pese a que la impresión general es positiva, hay cuestiones susceptibles de mejora para que a los profesionales del mar les resulte más cómodo su trabajo. A ellas se refiere el patrón mayor, Miguel Franco, quien subraya que se está buscando una alternativa para los pantalanes, puesto que cuando baja la marea quedan en seco y a los marineros se les hace bastante cuesta arriba descargar las cajas de pescado, ya que el peso es importante y la distancia que tienen que salvar, considerable.

También se refiere el dirigente del pósito a un antiguo proyecto de mejora de la zona portuaria que quedó en el olvido. Se trata de la reforma del relleno y de la reformulación del espigón para hacer un paseo con un voladizo sobre el mar. La obra se proyectó con el anterior director de Portos y señala el patrón mayor que hasta se llegaron a diseñar unos planos, pero nada más ha vuelto a saberse.

Zona protegida

El puerto de Palmeira tiene, además, otra particularidad. Uno de los espacios, en el que actualmente se acumulan las nasas del pulpo, a la espera de la próxima apertura de la campaña, prácticamente está inutilizado. Esto se debe a que se trata de una zona protegida por Patrimonio, dada su antigüedad. Las piedras irregulares que forman este espigón hacen difícil el tránsito y, aunque hay algunas pequeñas embarcaciones amarradas, el dirigente de la cofradía explica que nadie lo usa: «O que se emprega é a zona nova».

Sí hay otros aspectos susceptibles de alguna intervención, como una tapa de registro completamente oxidada y de la que han desaparecido parte de sus puntos de anclaje. A escasos metros de la misma, en el suelo hay también unas hendiduras, antiguas marcas de donde antaño hubo algunos pivotes que se sacaron, sin que el hueco se haya rellenado.

En el puerto, al igual que en otros muelles de la comarca, tampoco son ajenos a los robos y, aunque no son frecuentes, los profesionales del mar indican que alguna que otra sustracción se ha registrado en los últimos tiempos.