Una generación que elevó a Ribeira a la élite del baloncesto gallego

RIBEIRA

CEDIDA

Los miembros del club barbanzano que hace 25 años lucharon por ascender a EBA se volverán a reunir

28 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Club Baloncesto Frinsa Ribeira siempre será recordado en la capital barbanzana por las alegrías que dio a su afición a finales de los años ochenta y a comienzos de los noventa, una época en la que estuvo cerca de ascender a la Liga Española de Baloncesto Amateur (EBA), cuando en este deporte la citada categoría era muy competitiva y se situaba como una de las importantes a nivel nacional. En aquel conjunto había muchos nombres propios. Fernando Pazo ejerció como capitán en la pista hace más de 20 años y ahora lo vuelve a hacer. En esta ocasión promoviendo una comida, que se celebrará el 10 de junio, en la cual se reunirán los responsables de elevar el baloncesto ribeirense a la élite gallega.

«En aquellos años era muy complicado pelear con los equipos punteros de la liga por cuestión de presupuesto. Nosotros quedamos quintos en Primera Nacional disponiendo de tres millones de pesetas para afrontar la temporada, mientras que otros clubes tenían entre nueve y diez millones para gastar», destaca Pazo, quien también recuerda que «los jugadores de los conjuntos que nos superaban en la clasificación cobraban. Nosotros no veíamos un duro».

Amor a los colores

El que fue capitán del Club Baloncesto Frinsa Ribeira asegura que saltaban cada fin de semana a la pista a competir «por sentimiento y amor al club y a Ribeira». Esto provocó que «formáramos un buen grupo y lográramos ese quinto puesto hace 25 años, luchando con equipazos como el Bosco, el Frigolouro y el Cabreiroá, que tenían presupuestos que les permitían fichar a jugadores de toda España».

La implicación de los integrantes del club hace un cuarto de siglo llegó al punto de que el propio Fernando Pazo acudía con el presidente, José Manuel Paisal, a buscar patrocinadores: «Recuerdo ir con él a pedir dinero. Ramiro Carregal nos recibió y fue el único que veía el patrocinio, no como un gasto, sino como una inversión de futuro. Estuvo cuatro años apoyándonos».

Durante la época dorada del baloncesto ribeirense reinó el «compañerismo, el trabajo y la humildad», apunta Pazo. «Todos veníamos de familias modestas. Tuvimos que sacar nuestras carreras con becas y esfuerzo. Nadie nos regaló nada. Estudiábamos y entrenábamos, y logramos tener éxito en el apartado deportivo y en el profesional», afirma el exjugador del conjunto barbanzano. Fernando Pazo se muestra orgulloso de que tanto él como muchos de sus compañeros de equipo ahora ocupan cargos relevantes en empresas importantes, y considera que le deben mucho al deporte y al baloncesto: «Si siembras, consigues tus objetivos».

Salto de calidad

A pesar de que los baloncestistas de la plantilla ribeirense de hace un cuarto de siglo tenían muchas virtudes, Fernando Pazo destaca la «unidad, el buen rollo y el apoyo constante. Queríamos competir y mejorar a base de trabajo y humildad. Muchas veces sacábamos los partidos por constancia y sacrificio».

El club dio un salto de calidad con la presencia de Tino Fernández, actual presidente del Deportivo, en el banquillo del Frinsa Ribeira. «La llegada de Tino nos hizo pasar de ser un equipo de provincial a competir en categoría nacional», explica Javier Alcalde, quien fue delegado de la entidad. Fernández desembarcó en la capital barbanzana con «Eduardo Sanjurjo, que venía del Breogán de Lugo, y con el mítico Jordi Lambada Sanjurjo», rememora Alcalde.

Tino Fernández estará presente en la comida del 10 de junio, aunque por la noche tendrá que asistir a otro compromiso. «Fue una etapa muy bonita. Lo pasamos muy bien», comenta el presidente del Deportivo, quien también resalta que «el equipo tenía un gen competitivo tremendo. Cuando llegué estábamos en los puestos de abajo y acabamos siendo los primeros de los clubes no profesionales». Fernández pone en valor la «muy buena relación que teníamos. Éramos un grupo de amigos y prueba de ello es la reunión que mantendremos. En pocos ámbitos de la vida he vivido algo similar».

El que fue preparador de la plantilla barbanzana asegura tener «grandísimos recuerdos» de su estancia en el club: «Pasan los años y a veces no sabes que te pasó en cada uno de ellos. Pero la etapa en Ribeira no se olvida».