Alquileres disparatados

P. Calveiro CRÓNICA

RIBEIRA

13 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Para muchos no será algo nuevo pero para esta redactora, recién desembarcada en Ribeira, ha sido toda una odisea encontrar un apartamento en esta bendita ciudad centenaria. Había unos cuantos requisitos, hemos de reconocer. Empezando, por ejemplo, por una ubicación céntrica, precio razonable y vistas al mar (un capricho extra de esta cateta de interior). El listón fue bajando a medida que comenzó el trabajo de campo sobre el parque en alquiler en cuestión. Hasta verano todo eran facilidades pero, a partir de ahí, la cosa se complica y empiezan los precios disparatados.

Pongamos por caso un piso en Aguiño, un poco más alejado de la idea inicial, pero a un paso de la playa y con terraza. Pedían por aquel apartamento de dos habitaciones, con solo un armario y una cocina nada recomendable para claustrofóbicos, 325 euros mensuales. Durante la visita y, sin necesidad de regateos, bajó de golpe y sin escalas a los 250. Hasta junio, claro. Luego, y aquí viene lo sorprendente, se alquilaba a 750 euros la quincena. En los meses de calor costaba seis veces más. Evidentemente, la casera prefería tener el piso vacío durante el resto del año y sacarle partido con los veraneantes.

No es el único caso, ni mucho menos. El alquiler por temporadas es algo muy recurrido en la zona. En muchos casos porque, como en el anterior, lo que van a ganar en tres meses supera con creces a lo que les darían por todo el año o, simplemente, porque el piso de la playa está muy demandado entre los propios hijos y familiares del propietario cuando llega el buen tiempo.

Es, tras unas cuantas decepciones inmobiliarias, cuando el que siempre ha vivido de alquiler en ciudades del interior entiende aquel anuncio que vio el primer día y que se le antojó ridículo. ¿Mil cuatrocientos al mes por un pisucho con cuatro muebles y, encima, anticuados?

«No me vas a sorprender con ningún precio», aseguraba la agente de una inmobiliaria local. Estaba acostumbrada a ver esto y «cosas mucho peores», confesó para sorpresa de esta que les habla.

Para tener alguna referencia más sobre los alquileres en temporada alta en las zonas de costa bastó una simple búsqueda en san Google (con perdón de la herejía). Y sí, por 1.400 euros hay mucha oferta. Incluso, casas de dos plantas, dignas de ocupar un par de páginas en una revista de decoración y con un arenal ibicenco a tiro de piedra. No malentiendan la comparación. Algunas playas de la zona podrían hacer sombra a cualquiera de las que se venden a tocateja como un paraíso en los destinos del todo incluido. De ahí que todavía haya gente dispuesta a pagar estos precios por el piso de la familia Alcántara. Pero, siendo realistas, serán los menos.