Vandalismo gratuito en la playa aguiñense de Celeiráns

RIBEIRA

CARMELA QUEIJEIRO

Una recóndita cala de la parroquia padece todavía los desperfectos causados durante la pasada noche de San Juan

30 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La playa de Celeiráns es un paraje idílico. A escasos cincuenta metros del muelle fenicio de Aguiño, la arena brilla como si los flashes se centrasen en ella. Poca gente conoce su ubicación y son los vecinos de la parroquia ribeirense los que aprovechan la calma y la paz que se vive en ella. La noche de San Juan, un grupo destrozó la armonía que se respira en el arenal: hicieron grafitis las piedras, quemaron latas de metal y dejaron los restos de la hoguera en el centro de la cala.

Ayer, Mercedes Cadaval y Dina Parada paseaban contrariadas por Celeiráns. Era la primera vez que acudían al arenal desde la noche de San Juan y no conocían el estado en que se encontraba: «Xa cando viñamos polo camiño vimos como estaba todo, é unha pena», decía Mercedes; «¿que mérito lle poden encontrar a deixar todos así? É unha vergoña». Ambas vecinas se preguntaban el motivo por el que nadie viene a limpiar nunca el arenal: «Todos pagamos impuestos», aseveraron enfadadas al unísono. 

Durante la tarde de ayer, la recóndita playa presentaba un aspecto denigrante. En medio del arenal, los restos de una hoguera todavía permanecían en pleno centro. Mercedes Cadaval y Dina Parada aseguraban que era una vergüenza que la zona siguiese en ese estado. Comentaban que durante el fin de semana al lugar acude una cantidad importante de gente, por lo que es necesario que los operarios del concello vayan a limpiarlo. 

Limpia gracias a los vecinos 

Mercedes y Dina aseguraron que son los vecinos que acuden asiduamente a la playa los que se encargan de recoger la basura que otros dejan en el arenal. En la entrada del puerto fenicio, un destartalado cubo de basura rebosa latas viejas, botellas y bolsas de plástico. «Ninguén pasa por aquí, en Couso están todo o día circulando con furgonetas e coches, pero ata aquí non ven ninguén. Normal que os rapaces fagan o que queiran», comentan las vecinas aguiñenses. 

Pegados a una de las rocas con grafitis, una pareja toma el sol, encima de sus cabezas, una pintada de: «Cobrador, o puto amo», rompe con la química de la imagen. También «Rabuxo» aprovechó para inmortalizar su mote en la dura piedra. 

Mercedes se enfada: «Podían pintar o seu nome na area, logo xa se encargaría o mar de levalo con el». Ninguna de estas dos mujeres entiende el motivo de los grafitis: «Na nosa época non facíamos isto, non sei como se divirten así».