Un plan que invita a viajar por unos días a un pasado de leyenda

Ana Moas / J.R. NOIA/LA VOZ

PORTO DO SON

Cóctel con un producto artesano de calidad, juegos para niños y variada gastronomía

31 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las nubes, a media mañana de ayer, ya dejaban entrever un sol abrasador que, estaba claro, iba a ser protagonista durante toda la jornada. Eso sí, no sería el único. Y es que Porto do Son vuelve a recordar, este fin de semana, su conocido pasado celta, que sale a flote como cada año para darle una homenaje a su historia. La decoración se antoja fundamental a la hora de ambientar el lugar. Las calles más céntricas se cubren de heno y de diferentes tenderetes, y de las casas cuelgan banderas o estandartes con dibujos y escudos representativos. Las sillas se intercambian por alpacas y algunos vecinos se animan a cambiar sus ropas habituales por vestidos de época.

La villa sonense vivió ayer el segundo día de celebraciones de lo que, sin duda es, un acontecimiento consolidado en lo que a número de visitantes se refiere. Y mientras los comerciantes, aún de mañana, se disponían a abrir sus casetas, tanto oriundos como visitantes empezaba a llenar terrazas y calles. A lo que hay que sumar la importante afluencia de turistas curiosos que se acercaron a la localidad sonense atraídos por esta peculiar feria, y, de paso, para pasear tranquilamente de un lado a otro sin perder detalle de lo allí ocurría.

Para todos los públicos

Tampoco faltaron juegos para niños al más puro estilo celta, que se distribuyeron a lo largo de un callejón a la espera de participantes. Mientras, los vendedores de muñecos y otro tipo de juguetes completaban una oferta infantil realmente heterogénea. Aunque estos no son los únicos puestos que se concentran en el centro del pueblo. Por su parte, los artesanos mostraron sus labores en cuero, que trabajan cuidadosamente dando lugar a piezas únicas. Asimismo, otros prefieren ofrecer maravillosas obras realizadas en metal, como collares, pendientes, pulseras o anillos, que se ubican de forma llamativa sobre las telas que enmarcan sus pequeños comercios. En cualquier caso, ambas partes son creadoras de un producto de calidad, sin duda alguna.

La gastronomía no iba a recibir menos protagonismo, y los puestos de comida sitúan sus cocinas en torno a la plaza principal. Antes del mediodía, un rico olor inunda, poco a poco, las callejuelas del municipio y los platos comienzan a tapar las tablas de sus casetas. No podían faltar tampoco dulces variados para acompañar a modo de postre. La cita finaliza hoy por la noche, de la mano de diferentes actividades en cada una de las rúas que se dibujan en la parte más añeja de la villa.