Joaquín Castiñeira Betanzos: Toda la vida con el pincel en la mano

Paula Riveiro / A.G. RIBEIRA / LA VOZ

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cedida

Cincuenta de sus piezas se exponen en Outes, pero tiene cuadros por todo el mundo

27 jul 2017 . Actualizado a las 05:05 h.

Hay quien nace con habilidades para la pintura y se pasa toda su vida con el pincel en la mano. Este es el caso de Joaquín Castiñeira Betanzos (1937), cuyo talento para el arte lo llevó, primero, a encontrar un pasatiempo con el que entretenerse durante su infancia y, más tarde, a ganarse la vida con sus dibujos. Trabajó en el mundo del cine y la publicidad y tiene obras repartidas por todo el mundo en distintas colecciones privadas. Cincuenta de sus cuadros están ahora expuestos en dos salas de la casa de la cultura de Outes y pueden verse hasta el 31 de este mes.

«Cuando era pequeño mi padre trabajaba en unos molinos y yo dibujaba mientras estaba allí con él. Un día, una señora me dijo que tenía mucho talento para la pintura y que debía estudiar Bellas Artes», recuerda Castiñeira. Con tan solo 12 años ingresó en la escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de A Coruña, en la que estuvo durante cinco cursos. Cuando terminó, lo propusieron para continuar su formación con una beca en Madrid, pero su padre falleció y tuvo que renunciar a la plaza.

A pesar de que su aprendizaje quedó a medias, no dejó nunca de lado su pasión y dedicó toda su vida profesional a realizar trabajos artísticos para la publicidad o el cine. Durante todo ese tiempo siguió pintando por encargo para aquellos que le pedían un lienzo. Por ese motivo, algunas de sus obras han llegado a colecciones privadas en sitios como Brasil, Nueva York, Ecuador o Suiza. No solo en Galicia, sino también en Madrid o Barcelona realizó exposiciones.

Aunque es natural de A Coruña, tiene una casa en Outes a la que va con frecuencia, por eso decidió hacer una recopilación de cincuenta pinturas, que estuvieron ya en otras exposiciones en Portugal o París y no fueron vendidas, para mostrarlas en la casa de la cultura.

Dos temáticas

Tiene cuadros de dos líneas temáticas diferentes. Por un lado están los clásicos, que pretenden emular un lugar o a una persona, y, por otro, los surrealistas, que «son como un sueño, una cosa que sale así espontánea». Aunque se considera muy perfeccionista y cree que a sus cuadros siempre les falta algo, de entre todas sus piezas, Castiñeira no lo duda a la hora de elegir sus preferidas: tres lienzos que pretenden ser un homenaje a Leonardo da Vinci, Dalí y Picasso.

En su trabajo en el mundo de la publicidad empleó todo tipo de técnicas, pero ahora solo pinta con óleo puro, sin ningún tipo de aceite ni disolvente. El tiempo de realización de cada cuadro depende un poco de la temática. Normalmente, cuando ve algo que le gusta o se le ocurre un tema hace un apunte rápido para que no se le olvide y pasarlo al lienzo, que le suele llevar un día o dos.

«Hay quien dice que no entiende el arte, pero eso no es cierto, lo que sucede es que no les gusta», comenta Castiñeira. Porque cuando regala un cuadro a alguien y le agrada de verdad se le nota y se alegra por ello. Una vez, pintando al aire libre en Salamanca, cuando puso su firma y miró alrededor, había un grupo de gente congregada aplaudiendo, «esas son las cosas que hacen grande a un pintor».

Como todo artista tiene sus manías, y entre ellas están la de dibujar en todas sus obras algún camino o río por el que «poder escapar» o un ojo, por su problema de visión. Castiñeira afirma que para colorear un cuadro, al igual que para escribir un libro o componer una pieza musical, lo que se necesita es creer en la inspiración, el destino y la suerte.