Los obispos, contra el encarnizamiento terapéutico en el caso de la niña gallega

Efe MADRID

NOIA

Europa Press

«El médico tiene la obligación de intentar la curación y mejoría del paciente siempre que sea posible y, cuando no lo sea, su obligación es aplicar medidas para lograr el bienestar del enfermo aún cuando de ello pueda derivarse el acortamiento de la vida», ha subrayado Gil Tamayo

01 oct 2015 . Actualizado a las 13:30 h.

El portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, se ha pronunciado hoy en contra del «encarnizamiento terapéutico» en la asistencia a la niña gallega de 12 años que sufre una enfermedad irreversible y para la que sus padres solicitan una muerte digna.

«El médico tiene la obligación de intentar la curación y mejoría del paciente siempre que sea posible y, cuando no lo sea, permanece su obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir el bienestar del enfermo aún cuando de ello pueda derivarse el acortamiento de la vida», ha subrayado Gil Tamayo, citando el código deontológico médico, al ser preguntado por el caso de la niña gallega.

En rueda de prensa posterior a la reunión de la Comisión Permanente de la CEE, Gil Tamayo ha advertido de que sólo conoce el caso por los medios de comunicación y se ha remitido a la doctrina de la Iglesia sobre este asunto.

Así, ha explicado que la Iglesia está en contra de la eutanasia, de la muerte provocada, pero ha añadido que esta institución tampoco es partidaria «del encarnizamiento terapéutico».

«No al encarnizamiento terapéutico, sí al uso de los cuidados paliativos, esto yo creo que es lo que están aplicando los médicos con recta conciencia sin escatimar esfuerzos y medios», ha afirmado el portavoz de la CEE.

Ha insistido en que no conoce los detalles del caso, pero ha opinado que se debe valorar «el papel de los padres, que quieren lo mejor para su hija en medio del sufrimiento», y que se escuche el consejo de los expertos y los comités éticos y deontológicos, así como de los facultativos.

Ha subrayado que, ante la inminencia de la muerte, rechazar el tratamiento obstinado, el encarnizamiento terapéutico que únicamente vaya a producir una prolongación «precaria y penosa de su existencia» no significa eutanasia.

Gil Tamayo ha ofrecido a los padres de la menor la asistencia religiosa y ayuda espiritual del centro hospitalario y de la diócesis de Santiago de Compostela y se ha mostrado convencido de que, en este caso, «se buscará lo mejor para Andrea».