Mazacáñamos

Maxi Olariaga

NOIA

01 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Años ha que resido en la rúa Mazacáñamos de la Vila de Noia, intramuros. De niño, frecuentemente acudía a ella para cumplir recados que mis padres me encargaban. 

Unas veces el pan del horno de Monterroso, otras un sifón o un caldero de hielo de la fábrica de don Pedro Abad, otras a llevar o traer alguna prenda o botonería a la costura de doña María Iglesias y, las más de las ocasiones, a jugar al pimpón con mis camaradas en el bajo de la casa donde vivo, entonces propiedad de doña Teonila Barcia. 

Era también calle de paso para ir a darnos un baño a la punta del muelle o a embarcar en los sancosmeiros que a vela nos llevaban hasta Testal a pasar un día de playa en fechas significadas como el 18 o el 25 de Julio. También era territorio de un perro blanco y enorme que atendía por Boby. Tenía muy malas pulgas y enseguida enseñaba los colmillos gruñendo amenazador. 

Son recuerdos que hoy se me amontonaron en el desvencijado armario de la memoria que, roído por la polilla y cortinado de espesas telarañas,  todavía se balancean en los rincones del cielo de mi infancia. Todo se me apareció como un  espectro feliz cuando vi la leyenda que alguien mandó labrar a un cantero sobre la piedra de la parte baja de la calle. Dice así: «Porta da Rúa Mazacanabos». Me quedé estupefacto. Ciertamente nunca supe por qué razón mi calle se llamaba Mazacáñamos, pero ¡Mazacanabos! 

Lo atribuí, en principio, a un error al transmitir la orden verbalmente hasta llegar al cantero y a que, seguramente, este no hizo otra cosa que esculpir las letras que le llegaron de la autoridad competente, sea esta cual fuere. Pregunté a los doctores por prudencia y me informaron que ese es el nombre medieval de mi calle, según consta en los escritos de nuestros mayores. 

Esta cuestión me hizo recordar que una empresa catalana, proveedora de productos de belleza, rebautizó en los años 80 a esta mi calle. Todas las cartas que recibía una peluquería sita en ella, rezaban en una etiqueta mecanizada adherida al sobre: Peluquería de Xena. C/ Mazacoños, 28-2º. Noya. (La Coruña) Ya puestos, provoca al menos una sonrisa que, en estos tiempos de amargura e incierto futuro, buena falta hace.