Una pareja inglesa se queda a vivir en Boiro tras navegar 25.000 millas náuticas

antón parada BOIRO / LA VOZ

BOIRO

Carmela Queijeiro

A la hora de empadronarse, fijó su residencia en el barco que tiene en el Náutico

17 jul 2017 . Actualizado a las 09:37 h.

Mientras las aguas de Europa se arremolinan y enturbian entre las corrientes del individualismo y la autarquía, una pareja inglesa a los mandos de un velero surca los mares a contracorriente, portando una historia capaz de desafiar a los argumentos separatistas de procesos como el brexit. Los nombres de los protagonistas de este relato se corresponden con los de Barry y Lindy Bullen, un matrimonio británico que ha sorprendido a los funcionarios del Concello boirense cuando acudió a empadronarse. Solo que la dirección de su residencia es un amarre en el Club Náutico Boiro-Marina Cabo de Cruz.

Catorce años, 30 países y 25.000 millas náuticas -o 46.300 kilómetros- son algunas de las cifras de la gran travesía que los Bullen iniciaron en España, y que les llevó a dejar su bella casa de madera de más de 500 años en un pueblecito cercano a Royal Tunbridge Wells, una ciudad de la campiña inglesa, entre Londres y la costa. Lo que comenzó con la compra del Samarang, una embarcación con la que pretendían pasar dos o tres años recorriendo la costa mediterránea, ha acabado desatando un enamoramiento por el cual pasarán todo el verano en el Náutico, donde repararán la nave, para regresar de nuevo en primavera. Lo cierto es que los trámites administrativos que están realizando los británicos han llegado a oídos del propio alcalde boirense, Juan José Dieste, que se personó en el náutico para recibirles y comprometerse a ayudarles a aligerar este proceso burocrático.

El sueño europeo

«El marisco, el vino, la gente, ¿hemos dicho percebes ya?, pero aún no hemos visto suficiente», esa es la lista que ha inclinado la balanza de los ingleses hacia Boiro, donde ya tienen aparcado su coche, volante a la izquierda, por supuesto, para conocer lugares como Santiago o regresar a otros, como Vilagarcía y Ribeira. «Nunca hemos tenido un plan, solo empezamos a navegar un poco y después otro poco y otro», indicó Lindy, apoyada por su esposo, al desvelar que lo único con lo que soñaron fue con pasar su jubilación en el continente.

Sin embargo, la senda hacia esa meta pasa por una carrera de obstáculos que tiene en vilo a millones de ciudadanos europeos. «No podemos comprar una casa aquí hasta saber qué pasará con el brexi, indicó Barry, para que acto seguido ella lo calificase como «el mismo desastre que el de Trump en Estados Unidos». Ambos se dan un plazo de dos años para ver cómo transcurre la salida de Reino Unido de la UE.

Mientras tanto, Barry y Lindy llenan páginas de su blog (www.samarang.com), con vivencias que demuestran que la mejor cura contra el cierre de fronteras es abrir las de la mente viajando donde el viento les lleve.