El furtivismo arousano hace de las playas de Boiro su campo de acción

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

matalobos

El pósito de Cabo quiere contratar vigilantes, pero dice que es difícil encontrar candidatos

29 jun 2017 . Actualizado a las 07:40 h.

La riqueza de los bancos marisqueros de Boiro, en los que abunda el bivalvo, y las dificultades que tiene la cofradía de Cabo de Cruz para controlar la enorme extensión de terreno bajo su jurisdicción son dos elementos que se alían para convertir las playas de este municipio en el epicentro del furtivismo en la ría arousana. Desde el pósito reconocen sentirse incapaces de frenar la extracción de decena de kilos que diariamente salen de sus concesiones de forma ilícita. Además, explican desde la directiva, no se trata de unos mariscadores ilegales cualquiera, sino de personas que, a parte de reincidentes, no tienen reparos en enfrentarse a los vigilantes, a la Policía Autonómica o a los guardapescas.

La situación ha llegado a tal extremo que los patrones mayores de los municipios colindantes, como Rianxo y A Pobra, reconocen que, en sus concesiones, la situación está tranquila porque los furtivos se concentran en las de Cabo de Cruz. El responsable pobrense, Juan Miguel Iglesias, resume la situación de manera muy gráfica: «Cabo de Cruz é un caramelo moi doce, estámonos salvando por iso».

Otra muestra de que el territorio marisquero crucense es un punto caliente en materia de furtivismo es que así se reconoce desde la propia Consellería do Mar. En esta zona no solo se intensifican las actuaciones del Servizo de Gardacostas, sino también los de la Policía Autonómica que, en el informe de un operativo desplegado hace unos días, señalaba que varias de las personas sorprendidas recogiendo marisco de forma ilegal habían sido apercibidas más de 200 veces en los últimos dos años.

«Temos moitísimos»

La patrona mayor de Cabo, Raquel Souto, afirma: «Están perfectamente organizados e ata vixían aos gardapescas. Xa nos controlan máis eles a nós que ao contrario. Temos moitísimos todos os días».

El hecho de que la actividad de los mariscadores ilegales se concentre en Boiro también beneficia a Rianxo. El dirigente del pósito, Miguel Ángel Iglesias, precisa: «Nós temos pouco bivalvo nas praias, porque non agarrou ben e só hai un par de areais nos que poidamos traballar. Os furtivos están indo a Cabo de Cruz».

Mientras en A Pobra y Rianxo constatan, sin bajar la guardia, que los productores sin permiso dejan tranquilas sus playas, en Cabo de Cruz buscan la manera de incrementar la vigilancia. El pósito ha realizado una convocatoria porque quiere reforzar la plantilla con tres o cuatro profesionales. Sin embargo, la responsable de la agrupación de a pie, Charo Vázquez, reconoce que es difícil encontrar personal: «Aquí os furtivos son agresivos e non respectan nada. Iso bota para atrás a moita xente».

Por su parte, el colectivo de a pie ha vuelto a organizarse y, los fines de semana o cuando no hay actividad extractiva, grupos de 40 productores se despliegan por las playas para que nadie sin autorización se lleve marisco para su casa.

Realizan labores informativas entre los bañistas y, de paso, intentan ahuyentar a quienes cogen sacos de bivalvo. Sin embargo, Charo Vázquez comenta: «Os mariscadores, cos furtivos pouco podemos facer».

Frente a épocas pasadas, en las que el pósito tenía dificultades económicas, esta profesional apunta que ahora la entidad sí está en situación de hacer frente al desembolso que implica contratar más personal.

Todas las cofradías intentan aumentar los controles en la temporada estival

En la medida de sus posibilidades, todas las cofradías de la comarca intentan incrementar los controles durante la temporada estival. Sin embargo, los problemas financieros que atraviesan entidades como Rianxo o A Pobra impiden la contratación de más vigilantes. En el caso rianxeiro, el patrón mayor, Miguel Ángel Iglesias, comenta que se han reorganizado los turnos de los guardapescas para que haya más por la noche. Además, todos los socios están obligados a cooperar en las tareas de control.

En Noia, el patrón mayor, Santiago Cruz, explica que no tienen problemas con el furtivismo, pero, pese a todo, tienen a diez vigilantes contratados, a los que se suman los profesionales de a pie y a flote, que también supervisan los arenales.

El dirigente reconoce que la situación que se vive en el territorio noiés nada tiene que ver con la que se da en Cabo de Cruz: «Non detectamos furtivos, pero non imos baixar a garda. Ademais da xente por terra, todas as noites temos unha lancha no mar. Temos moito terreo».