Dada mi natural tendencia a bordear lo políticamente correcto, aún siendo consciente del riesgo, permítanme que les ofrezca mi opinión sobre el circo montado en Boiro a cuenta del mayor espectáculo del mundo.
De antemano, decir que no estoy de acuerdo ni en las formas ni en el fondo del sarao. Sí comparto un fin: que cese la extracción ilegal de animales salvajes de su entorno natural. Otra cuestión es dar una salida a la situación, que pasa por la exigencia del cumplimiento de las normas actuales; pero a todas las partes. Me parece fuera de lugar (pienso que ilegal) prohibir las funciones de un espectáculo donde solo hay un número con animales y se limita a la exhibición de los mismos (permitida en España) a una empresa a la que los servicios veterinarios de la Xunta, o del Estado, no han puesto impedimento alguno. Ya veremos quién se hace cargo de las consecuencias.
Que desde el Concello se haga alarde de no haber otorgado o denegado la licencia, que estaba pedida desde marzo, es surrealista y explica muchas cosas. Y que un puñado de animalistas se manifieste delante de una gente humilde que a duras penas subsiste me parece prepotente y errado. ¡Si no están de acuerdo con las leyes que protesten ante quien las aprueba! Por otra parte, en las redes sociales han proliferado bastantes más insultos y salidas de tono desde esa parte. Defender a los animales no significa atacar a las personas.
A ellos y a los partidos que lo promovieron, recordarles que bastante más daño y peligro representa el ganado mostrenco de la sierra (en estado lamentable), los perros en las playas y espacios públicos, los vertidos a la ría...