La Cofradía do Cristo da Misericordia no se rinde

La Voz TRIBUNA ABIERTA

BOIRO

29 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Va hacer un año que me presenté a las elecciones de la Cofradía Cristo da Misericordia, en Boiro, para intentar arreglar las cosas entre el cura párroco de Santa Baia y la cofradía, ya que con la anterior directiva las asambleas eran verdaderas batallas campales con gritos e insultos. Esto provocó que los cofrades se empezaran a dar de baja y a no asistir a las asambleas. Fue entonces cuando decidí dar un paso al frente y hablar con algunos cofrades que, en su día, habían puesto la cofradía andar y sabían más de esto que yo. A sí que presentamos la candidatura, siempre pensado en la hermandad, y salimos elegidos. Inmediatamente nos pusimos a trabajar, primero hablando con los cofrades para que siguieran en la entidad e hicieran frente a las cuotas, y, de paso, nos apoyaran en esta nueva etapa.

Y la cosa empezó a funcionar, aunque quedaba el escollo más difícil, que era y es el señor párroco de Santa Baia. Él era el alma de todos los males y discordias anteriores y presentes, así que convocamos una reunión urgente con toda la junta directiva para tratar diversos problemas, entre ellos los relacionados con el señor cura para presentarles nuestros respetos y ponernos a su disposición, tal y como marcan los estatutos de nuestra hermandad, los dichosos estatutos que a él tanto le gusta nombrar. Pero dejemos de momento los estatutos y vamos a lo que vamos. Con el corazón en cogido nos fuimos a presentarle nuestros respetos. Recuerdo que la entrada ya fue tremenda. Nos recibió con la cabeza baja, como en él es habitual, y empezó a soltarnos algunas lindezas que son frecuentes en él. Me reprochó que antes de presentarme a las elecciones tenía que haber hablado con él para saber la gente que llevaba, porque algunas de esas personas no eran de su agrado y, por lo tanto, no las quería en la cofradía. Me dijo que tenía que echarlas, así que salí de allí nervioso y destrozado con el recibimiento que nos brindó. Volví a convocar a la junta directiva para comunicarle lo hablado con el cura, y el desánimo fue unánime.

Pasados unos minutos tratamos de reponernos y, por fin, decidimos llevar las cosas por el buen camino para intentar reconducir la situación y que las asambleas fueran tranquilas, sin gritos ni insultos hacia nadie y menos al cura. Pensábamos que si él veía que las cosas habían cambiado, y que existía un respecto, todo podría recobrar la normalidad. Así pues, entre tanto, pedimos una entrevista con el señor arzobispo. Nosotros preparamos montones de preguntas para el encuentro, pero también mucho recelo a no ser escuchados, tal y como sucedió. Le expusimos el malestar de la cofradía y en general de todo un pueblo, a excepción de una docena de personas que ríen sus gracias y crean mal ambiente en la hermandad. El señor arzobispo resolvió la cita diciendo que todo se arreglaría. Al salir pensamos que la entrevista había servido para algo, aunque el tiempo nos demostró que no. Mientras, el párroco seguía obsesionado con que algunos integrantes de la junta directiva que él no quería tenían que salir de la cofradía, aunque esas mismas personas le pidieron perdón públicamente en dos ocasiones delante de más de ochenta personas, y él acepto esas disculpas también en público. Aunque también es cierto que él nunca tuvo la gallardía de decir perdono y hago borrón y cuenta nueva.

Y así seguimos a día de hoy, pero con la diferencia de que no nos rendimos jamás, e igual tenemos lo que nos merecemos, pero yo pienso que no, creo que la parroquia de Santa Baia no merece tener al frente un pastor que no apacigua a sus ovejas, más bien las dispersa. Por eso, necesitamos un cura que nos una para que la iglesia vuelva a llenarse de gente, de niños, de jóvenes, que los bautizos se queden en la parroquia, al igual que las comuniones, y que nos abrace ante Dios para que vuelva la alegría a la comunidad, el diálogo con todo el mundo y se olvide de las rencillas, que es cura y tiene que perdonar. Él tiene que dejar que la cofradía siga trabajando para seguir creciendo y que el nombre de Boiro suene en toda Galicia y el resto de España.

Jesús Martínez, hermano mayor de la Cofradía do Cristo da Misericordia