Roban tres tortugas en un colegio de Boiro durante la jornada electoral

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

29 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La jornada electoral dejó muchas caras torcidas, pero ninguna podrá compararse a la que puso el claustro del colegio de Santa María do Castro cuando se percató de que se había cometido un robo durante el transcurso de las votaciones, y mayúsculo será el disgusto que se lleven los niños, cuando sepan que algún desaprensivo se llevó a tres de sus mascotas.

Hace años que el colegio de Boiro tiene tortugas. Se crían en una pequeña piscina con la que cuenta el centro en el patio exterior, concretamente en la entrada de las instalaciones. Llegaron a tener una cifra considerable de reptiles. Muchos, regalados por vecinos. Hasta el punto en que se vieron obligados a llevar cerca de media docena de tortugas al zoo de Vigo. Sin embargo, de un tiempo a esta parte se redujo el número a cinco, en las que los niños de infantil concentraban todos sus mimos, encargándose de darles de comer durante algún que otro recreo. Y, desde el domingo, solo quedan dos.

A por las grandes

Durante el transcurso de ese día, en el que el centro sirvió un año más como colegio electoral, alguien puso sus ojos en las dos de mayor tamaño. Eran tortugas de oreja roja, de una raza común originaria de América del norte. También se llevaron una de oreja amarilla, de menor tamaño, dejando atrás a otras dos que corrieron mejor suerte.

El robo ha indignado a la comunidad educativa ya que, como explica la persona que habitualmente se encargaba de ellas, no habría habido problema en regalar alguna si alguien la hubiese pedido. Y, para hacerles justicia, el colegio acabó interponiendo una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil, esperando que se esclarezca «esta deleznable acción da que o centro foi víctima», indicaban desde el claustro. «Non podemos máis que expresar a nosa tristeza e rabia ante uns feitos que consideramos como vergoñosos e moi lonxe dos valores cos que educamos», añadían.

Las tortugas grandes, cuentan, a estas alturas del año ponen huevos. Este año los pequeños de Boiro no tendrán la oportunidad de ver el proceso de cómo crecen las crías, ponerles un nombre rimbombante, ni aprender a esperar a que salgan de su caparazón.