El barco vigués incendiado se hunde en el Pacífico

e. a., m. h., a. m. redacción / la voz

BOIRO

La armadora quería remolcarlo hasta El Callao para revisar si en su interior estaba el jefe de máquinas

12 mar 2015 . Actualizado a las 09:37 h.

El palangrero de superficie vigués Guariste Primero acabó finalmente sus días en lo más profundo del océano Pacífico, a 840 millas al sur de Lima y a 1.090 de Iquique. El patrón del Balueiro Segundo, el pesquero que el lunes pasado rescató a 13 de los 14 tripulantes del espadero incendiado, lo confirmó a primera hora de la mañana (hora chilena) a los servicios de Salvamento de Chile, país al que, a pesar de la distancia, correspondía atender la emergencia.

El comandante Lafuente de la Armada de Chile explicó que desde el Balueiro Segundo informaron que primero dejaron de ver al Guariste Primero en el radar y tras clarear el día comprobaron que en la zona en el que el día anterior todavía humeaba el palangrero solo quedaban las boyas que habían sido empleadas para su señalización.

Se truncan así los planes de la casa armadora que, según Lafuente, pasaban por remolcar hasta Callao los restos del palangrero, una vez se hubiese enfriado el casco y todos los rescoldos, y ya en puerto confirmar si en su interior había quedado atrapado Juan Bordas, el jefe de máquinas del pesquero que permanece desaparecido desde el día del siniestro.

Al cierre de esta edición, en el Balueiro Segundo esperaban instrucciones de la armadora para evacuar a la tripulación. Lo más probable es que sean desembarcados en un puerto peruano, para después ser repatriados.

Por sus conversaciones con el barco rescatador, Lafuente sabe que los supervivientes se encuentran físicamente bien, aunque emocionalmente destrozados.

Reunión de los familiares

Familiares de los marineros gallegos que iban a bordo del Guariste Primero se reunieron ayer con la armadora del barco en Vigo. Pretendían que les explicasen qué planes hay para evacuar la tripulación y en qué momento van a viajar a España. Cabe recordar que el barco ya casi había finalizado la marea y a los trabajadores les faltaba poco para volar a sus países cuando se produjo el suceso. Antes de entrar en la reunión, la esposa de uno de los tripulantes, natural de Boiro, señaló que únicamente había hablado con su marido el lunes, ya que el teléfono del barco no podía saturarse, y que le había dicho que se encontraba bien, aunque nervioso porque faltaba un compañero y, además, estaba viendo arder su buque. La mujer de este marinero aclaró que fue ella la única familiar que pudo contactar con Álvaro Pérez Vidal. Al término de la reunión en Vigo, esta mujer señalaba que todas las familias habían hecho un pacto para no dar información a los medios de comunicación. De hecho, la armadora negó que hubiese la reunión.