Alicia Henrich: Una muradana a la caza de fondos para cambiar la vida de los más pobres

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Busca donativos para construir viviendas en la localidad caribeña de Guerra

18 may 2018 . Actualizado a las 10:47 h.

Lleva varios meses viviendo en la República Dominicana, conociendo de cerca las condiciones de pobreza extrema por las que atraviesan los habitantes de la aldea de Guerra y, lejos de mirar hacia otro lado o regresar a su casa de Muros y hacer borrón y cuenta nueva, Alicia Heinrich ha decidido aportar su grano de arena para tratar de revertir la situación, por lo menos un poco. Junto con una amiga que también se encuentra en el Caribe de voluntaria, la barbanzana ha iniciado una campaña de captación de fondos a través de una plataforma de Internet. El objetivo es reunir dinero para construir el mayor número posible de casas.

Alicia Heinrich se hizo voluntaria de la organización Futuro Vivo a sugerencia de su amiga y actual compañera de aventuras Julia Aragón. Ambas querían participar en una iniciativa solidaria a nivel internacional y encontraron en la República Dominicana la oportunidad que estaban buscando. La muradana aterrizó al otro lado del charco con el fin de trabajar en un comedor, encargarse de formar a los monitores que atienden allí a las familias y desenvolver talleres en el ámbito del fomento de la igualdad de género.

Pero la estampa con la que se encontraba cada día acabó tocando su fibra sensible más de lo podía haber imaginado: «En el pueblo de Guerra, las casas son de zinc, carecen de suelo y la cocina, que se limita a un montón de leña sobre el que se coloca una cacerola, están fuera. Tampoco cuentan con baño y en su lugar se hace un agujero en la parte trasera de la vivienda que se tapa con cuatro chapas».

Tanto Alicia Heinrich como Julia Aragón se vieron incapaces de permanecer impasibles ante esta situación, sobre todo cuando comprobaron que las subvenciones que Futuro Vivo había solicitado para realizar un proyecto consistente en arreglar las casas a más de 400 personas e instalar letrinas eran denegadas año tras año.

Difusión de un vídeo

Las dos decidieron tomar cartas en el asunto y encontraron una posible vía en las campañas de micromecenazgo que están tan de moda: «Pensamos en este sistema para animar a nuestros contactos en España a aportar su grano de arena», explica la muradana. Incluso animaron la campaña con un vídeo que elaboraron y que sirve para dar a conocer la situación de la pobreza en la que viven sus ahora vecinos de Guerra.

El precio de las viviendas en el lugar, por lo menos de las que se considerarían óptimas para mejorar la calidad de vida de estas personas, por fortuna está lejos del coste de una casa aquí, pues rondaría los 1.200 euros, cifra que estas dos aventureras entendían que no sería difícil reunir. Siendo optimistas, pusieron el techo en 5.000 euros, pero ahora que están cerca de lograr este objetivo, aspiran a que la recaudación siga subiendo y poder así ayudar al mayor número posible de familias.

Alicia Heinrich sabe que las causas benéficas abiertas en Barbanza también son muchas, pero apela a la solidaridad de sus vecinos, consciente de que con pequeñas aportaciones de muchas personas se pueden reunir grandes cantidades. «La campaña está dirigida a ofrecer a esos niños y niñas que vienen a la escuela que Futuro Vivo tiene en la localidad de Guerra la posibilidad de crecer en una vivienda digna. Los fondos recaudados irán íntegramente a la construcción de las viviendas», asegura.