Barbanza cuidó de la llama del San Xoán

Patricia Calveiro Iglesias
p. CALVEIRO RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

La comarca espantó las meigas como manda la tradición en una noche corta pero apacible, sin apenas sobresaltos

25 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Olor a brasa. El humo espesando el ambiente. Ese peculiar aroma de la sardina asada introduciéndose irremediablemente por cada poro, hasta la boca del estómago. Sonido de gaitas y charanga. Volteretas sobre arena. Hogueras en la playa y saltos hasta el amanecer. Barbanza espantó las meigas como manda la tradición y cuidó de la llama del San Xoán en una noche corta, pero apacible, sin apenas sobresaltos que arruinaran la celebración.

Aunque fue una velada movida, no solo para los festeiros, sino también para los servicios de emergencias, que tuvieron que atender numerosas llamadas de vecinos o de los propios responsables de las hogueras, al ver que se les podían ir de las manos, no se produjeron incidencias graves. Sustos hubo unos cuantos, como ya es habitual, pero parece que empieza a haber más cabeza a la hora de jugar con fuego, hasta el punto que muchos jóvenes llevaron sus propios capachos de agua para controlar las llamas, como sucedía en A Retorta.

De este modo, las sardinas se repartieron por miles. En Palmeira, antes de las doce, ya se habían agotado las existencias, más de 200 kilos que se comenzaron a repartir desde las ocho de la tarde. Con el estómago lleno, cientos de personas se reunieron en el paseo para ver la batalla de hogueras. Otros, más intrépidos, se montaron la suya propia a pie de arenal, para poder interactuar con ella. La noche meiga de A Pobra traspasó fronteras y entre las personas que había en la playa de O Areal se encontraba hasta un grupo de andaluces, agradecidos por el calor que desprendía una de las cacharelas grandes que les ayudó a aclimatarse.

Árboles que cortan el tráfico

En la comarca muradana, no hubo esta vez bromas de la noche de San Xoán sonadas. En los últimos años se ha ido perdiendo esta tradición de robarle al vecino el portal. Sin embargo, alguien se encargó de cortar un árbol en la carretera que va de Abelleira a Paxareiras e interrumpía el paso y el GES de Muros tuvo que intervenir para retirarlo. Curiosamente, en Mazaricos, Protección Civil tuvo que hacer lo mismo con otros tres carballos talados al lado del área recreativa de A Picota.