Los chicos que domaron robots para abrir la puerta de su futuro

Antón Parada RIBEIRA

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

El Número Un llevaba tres años quedándose a un puesto de ganar el concurso gallego de la Fundación Barrié

21 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tuvieron que pasar cuatro cursos para conseguirlo pero las enseñanzas y la firme apuesta por las nuevas tecnologías de la profesora Enma Vedo no cayeron en saco roto. Se trata del logro que cinco jóvenes del IES Número Un de Ribeira conquistaron para su centro, tras haber ganado la última edición del concurso de robótica que organiza la Fundación Barrié. No es que este certamen fuera más importante que otros premios obtenidos por este instituto, sino que se trataba de una cuenta pendiente tras haber quedado segundos durante tres años. Capitaneados por el docente Xan Xosé Álvarez, esta vez lo han conseguido.

Sin embargo, el verdadero premio que ha entrado en las aulas no es el robot Lego EV3. El galardón real es el aprendizaje adquirido por los cinco estudiantes vencedores ?tres de primero de bachillerato y dos de cuarto de ESO? y la huella que dejará en sus trayectorias académicas.

Jóvenes talentos

«O ano pasado non dominábamos o software de programación como este», explicó Adrián Louzao Martínez, exultante después de haber ganado un concurso al que se presentan numerosos centros de toda Galicia. A su lado, Antonio Ventoso Deán ?que se estrenó este año?, afirmó que «de cara ao futuro, cando sexamos maiores, isto será beneficioso para atopar un traballo con toda a tecnoloxía que se está a desenvolver». En su caso, soñaba con ser ingeniero de caminos desde pequeño, ahora quiere serlo del área industrial, en vistas a la proliferación de la robótica.

«O máis difícil foron as primeiras probas con cálculos e operacións, a segunda parte era máis concreta e iso déusenos mellor», expresó Clara Santamaría, que ya sabía que cursaría ingeniería electrónica, mas «participar no concurso fíxome reforzar esa idea». Mientras ella habla, Alejandro González está creando una pieza con una impresora 3D, él fue un integrante clave, al contar con la experiencia necesaria para guiar a su compañeros y ser uno de los chicos más brillantes de su curso.

«Para o centro é unha motivación e un orgullo traballar cun alumnado tan bo e esperto», expresó Álvarez, quien entró este curso en sustitución de Vedo. El profesor destacó el papel del quinto estudiante, Manuel Martínez, ausente en ese momento.